LD (EFE) La cumbre de la Organización de Naciones para la Agricultura y la Alimentación (FAO) reúne en Roma a más de 50 jefes de Estado y de Gobierno además de dirigentes de organizaciones internacionales. Los presentes analizan el problema del aumento del precio de los alimentos y su repercusión en la población de todo el mundo, así como los efectos del cambio climático y del desarrollo de los biocombustibles.
Entre los asistentes se encuentra el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que tiene previsto reunirse con el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, tras la crisis producida entre ambos países por las palabras de varios ministros españoles criticando las medidas contra la inmigración ilegal llevadas a cabo en Italia. Además, se entrevistará con el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon; con el presidente de la Comisión de la Unión Africana, Jean Ping; y con el presidente de la "Alliance for a Green Revolution in Africa", Kofi Annan.
Rodríguez Zapatero se ha comprometido a poner en marcha un paquete de medidas para luchar contra la crisis alimentaria mundial con un presupuesto de 500 millones de euros hasta 2012. "No queremos que se quede en un Cumbre de meras palabras", aseguró el presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, ante la reunión de alto nivel organizada por la FAO para diseñar proyectos que palíen las consecuencias del alza de los precios de los alimentos en los países más pobres.
La posición española defenderá en Roma un incremento coordinado de las ayudas internacionales y la necesidad de fomentar el desarrollo rural y de iniciar una reflexión conjunta sobre los efectos de los biocarburantes en la subida de los precios de los alimentos. A la cumbre asistirán todo tipo de mandatarios internacionales. Entre ellos está el presidente francés Nicolas Sarkozy, el líder iraní Mahmud Ahmadineyad, el presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, así como Evo Morales, Lula da Silva, entre otros muchos.
El secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, ha pedido durante su discurso doblar la producción de alimentos para el año 2030 y superar así la crisis alimentaria mundial. También exigió pasar de las palabras a la acción y requirió un consenso mundial para la utilización de los biocombustibles, así como otras medidas con las que paliar la crisis alimentaria. El máximo responsable de la ONU recordó que en el mundo existen 850 millones de personas hambrientas y que el Banco Mundial ha previsto que en los próximos años aumente en otros cien millones si no se toman medidas para paliar la crisis alimentaria.
Por su parte, el Papa Benedicto XVI indicó que el "gran desafío de hoy es el de globalizar no sólo los intereses económicos y comerciales, sino también expectativas de la solidaridad". "Nadie puede quedarse impasible ante la llamada de aquellos que pasan hambre", subrayó.