La agenda del presidente del Gobierno ha estado apretada este sábado. A primera hora, reunión con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Abu Mazen. Después de criticar a Israel, hacerle el juego a la Flotilla y adelantar que España pedirá una dura ofensiva diplomática a Europa para levantar el bloqueo a la Franja de Gaza, Zapatero ha puesto rumbo a Portugal.
Lisboa y Madrid han sido los escenarios en los que ha tenido lugar la conmemoración de los 25 años de la entrada de España y Portugal en la Comunidad Económica Europea, en 1985. Jornada muy solemne, con elaborados discursos, música de violín y grandes fastos.
En el discurso que ha pronunciado en Madrid, y que ha estado precedido por otras intervenciones de Felipe González o Mario Soares (ex presidente de Portugal), Zapatero ha renovado su compromiso con Europa y ha reclamado una Unión "más perfecta y exigente" y ha abogado por emprender "reformas imprescindibles" para promover un nuevo modelo de crecimiento más equilibrado y sostenible.
La crisis económica ha estado en boca de todos, que han coincidido en pedir una gobernanza europea. Uno de los más vehementes ha sido Felipe González, que ha reclamado "un mercado al servicio de la sociedad y no una sociedad al servicio del mercado". Además, ha dicho que con la crisis "ahora más que nunca" Europa "es la salida".
En el acto conmemorativo del XXV aniversario de la firma de los tratados de adhesión de España y Portugal a las Comunidades Europeas, Zapatero ha considerado que el momento político actual pone a prueba a las instituciones, a los gobiernos y a Europa y ha garantizado que la coordinación económica acabará abriéndose camino.
"En ésta, como en las ocasiones precedentes en las que Europa ha sentido vértigo ante un nuevo paso, España contribuirá a que la Unión lo dé, a que se decida y avance", ha añadido.
Tras reconocer que avanzar supondrá adoptar reformas "imprescindibles", ha recalcado que siempre ha habido exigencias que cumplir y ha recordado los esfuerzos realizados por España para reconvertir sus sectores productivos o cumplir a tiempo los requisitos de entrada al euro.
Según ha apuntado, la voluntad europeísta, "mezcla de necesidad y de convicción", ha acabado siempre por abrirse camino, aunque los avances nunca han sido fáciles y siempre han suscitado resistencias.
Zapatero ha recordado así cómo al inicio de la presidencia española de la UE se ponía en duda la apuesta de su Gobierno por una coordinación de las políticas económicas y cómo, sin concluir el semestre, se han tomado decisiones de alcance histórico e inimaginable, como el rescate financiero de Grecia o el mecanismos de estabilización capaz de movilizar hasta 750.000 millones de euros.
Y el objetivo, ha señalado, es el mismo objetivo que buscaba España cuando se unió a Europa hace veinticinco años: defender un modelo de vida asentado en la libertad, el trabajo, la tolerancia, la justicia, los derechos de ciudadanía y la extensión del bienestar.
Para el presidente del Gobierno, Europa fue para España "el complemento necesario de nuestro reencuentro con la democracia" y los últimos veinticinco años han sido los más próspero de la historia reciente del país.
"España es siempre más fuerte...en Europa; sólo junto a nuestros socios de la Unión podemos ofrecer las mejores respuestas a los problemas de nuestros ciudadanos y a los retos de nuestras sociedades", ha subrayado.