(LD-R.Colomer) Es cierto, sin embargo, que del Partido Republicano, John McCain queda como el mejor situado para llevarse el gato al agua tras ganar en California y Nueva York, pero en contra de ciertas previsiones del Super Martes no consigue llevarse aún la nominación. Tendrá que esperar.
En cualquier caso, el senador de Arizona se ha visto claramente beneficiado por la imposición del sistema mayoritario; quien gana en un estado es quien se lleva todos los delegados, aunque sea por un margen estrecho de votos.
James Levy, presidente de "Republicans Abroad", invitado del programa Debates en Libertad, de Libertad Digital Televisión, justificó este miércoles este sistema de distribución del voto para tomar “ventaja” y “empezar a preparar la lucha de noviembre”, mientras los adversarios continúan enfangados en el proceso presidencial.
Los demócratas, por su parte, mantienen un sistema proporcional; los delegados se reparten según el porcentaje de voto; lo que contribuye a que carreras tan discutidas como la que protagonizan Hillary Clinton y Barack Obama se alarguen sobremanera. Uno de los dos candidatos puede ganar en porcentaje de voto, pero luego quedar igual que el otro en número de escaños. Así las cosas, la batalla demócrata amenaza con trasladarse a la Convención nacional que tiene previsto celebrarse a finales de agosto.
Es en 1976 y entre las filas republicanas, la última vez que un duelo por la nominación se extendió hasta la Convención Nacional. En ella, Gerald Ford ganó a Ronald Reagan. Lo habitual, sin embargo, es que por esas fechas ya se tenga un candidato claro.
En el bando demócrata hay que remontarse a 1968 para encontrar una situación similar. Una convención que resultó especialmente complicada debido a la confluencia de distintos factores, entre ellos, la división interna del partido en torno a la guerra del Vietnam. McCarthy, el senador, se enfrentaba al Vicepresidente Hubert Humphrey, quien pese a no participar en las primarias controlaba un elevado número de delegados del partido que le resultaron suficientes para presentarse. Los demócratas eligieron finalmente a Humphrey y perdieron las elecciones presidenciales ante Nixon.
En cualquier caso y volviendo a las consecuencias del Super Martes para el Partido Republicano, la victoria de McCain queda matizada por el triunfo de Mike Huckabee en los estados del sur: Alabama, Arkansas, Georgia y Tennessee. Hecho que no pasa desapercibido entre el círculo de colaboradores de McCain que podrían ofrecerle, más adelante, la vicepresidencia.
Como bien apuntó José María Marco, autor de La Nueva Revolución Norteamericana y que también participó en la edición de Debates en Libertad, los resultados del pastor baptista en el Super Martes demuestran que su techo electoral está por encima del voto evangélico. Mitt Romney, por su parte, defrauda, aunque la victoria en seis estados le da cierto aliento para continuar la batalla.
Levy explicó que el combate entre Huckabee y Romney, dos conservadores, permite a McCain resurgir como un candidato con perfil propio y alimenta la idea de que podría buscar en el líder evangélico un contrapunto.
El Partido Demócrata, Hillary Clinton se hace con los estados claves, California y Nueva York, pero el reparto proporcional impide a la senadora tomar ventaja, y se conforma con una carrera neck-to-neck.
Alana Moceri, presidenta de "Democrats Aborad", destacó en Libertad Digital TV la movilización de los electores demócratas en esta campaña y el intenso activismo. Lo que pone en preaviso a los candidatos republicanos que deberán esforzarse por aumentar el entusiasmo de sus electores para que no dejen de depositar su papeleta en noviembre y contrarresten la avalancha demócrata.
De las elecciones primarias que se celebraron en Madrid y Barcelona el martes, Moceri adelantaba -aunque sigue abierto el plazo de votación por internet- que de las papeletas escrutadas, el 70 por ciento va a parar a Obama y el 30 a Hillary. Los "Democrats Abroad" funcionan como un estado extra, el número 51, que mantiene una representación en la convención nacional.
En cualquier caso, de lo más característico de este Super Martes es que pese al desafío lanzado por los estados, adelantando sus primarias con el objetivo de competir en notoriedad e importancia por tratarse en teoría de una fecha decisiva para despejar las nominaciones, no ha servido para nada. Los ciudadanos dejan claro que pese a las maniobras de las autoridades son ellos quienes tienen en su poder el futuro de los candidatos.
Texas, por ejemplo, un estado modesto en número de delegados y cuyas elecciones se celebran más adelante cobrará ahora un peso específico y puede marcar una diferencia en el proceso demócrata.
La segunda idea que va cobrando fuerza es el rol decisivo que obtendrán los Super Delegados, es decir, hombres del aparato del partido en puestos de responsabilidad, en estas elecciones. En el Partido Demócrata, esta categoría de delegados, unos 796 participantes, tienen un papel mayor que en el Partido Republicano llegando a representar un 20 por ciento del total.
Estos Super Delegados eligen libremente su opción. De los demócratas que ya han tomado posiciones, un número mayor lo ha hecho a favor de Hillary (211), mientras que Obama ha reunido, por el momento, a 127. Quedan, aún, por decantarse 463. Es lógico que la senadora de Nueva York obtenga más apoyos entre los hombres del partido porque su carrera política es más amplia y está más arraigada en el aparato. Habrá que seguir muy de cerca qué posición toman el resto de Super Delegados, pues pueden volver a ser decisivos. Que nadie diga que la carrera no está abierta.