L D (EFE) La acción de Nathaniel Heatwole, un estudiante de 20 años que ha reconocido su autoría, ha obligado a los responsables de la seguridad aérea del país a admitir públicamente que las medidas puestas en práctica tras los atentados del 11-S han fallado estrepitosamente.
El portavoz de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA, por sus siglas en inglés), Mark Hatfield, reconocía en la cadena de televisión ABC que "el sistema lo debería haber detectado. Si esto subraya un fallo en el sistema, podría ser relativamente fácil de corregir". El problema para la TSA, organismo que depende del Departamento de Seguridad Interior y que está a cargo de garantizar que no se repitan incidentes como los del 11-S, es que no sólo no pudo impedir que alguien colocase cuchillas en una aeronave sino que fue incapaz de responder a las alertas recibidas.
Las críticas hacia la TSA y el Gobierno ya han empezado a producirse y algunos legisladores hablan de celebrar sesiones en el Congreso para evaluar la actuación de la agencia federal. El representante demócrata Edward Markey ha dicho que el joven "detectó un enorme fallo para la seguridad de 100 millones de estadounidenses que cada año vuelan".
El pasado 15 de septiembre, Heatwole -en libertad a la espera de juicio y que puede ser condenado a 10 años de prisión- envió un correo electrónico a la TSA, en el que indicaba que "tenía información sobre seis violaciones en la seguridad" de los aeropuertos Raleigh-Durham y Baltimore-Washington entre el 7 de febrero y el 14 de septiembre. El mensaje de Heatwole especificaba que había introducido en dos aviones de la compañía aérea Southwest artículos prohibidos para demostrar los fallos en los sistemas de seguridad. A pesar de que Heatwole repitió su mensaje hasta seis veces especificando sus datos personales, los números de vuelo y los lugares determinados donde había ocultado las cuchillas y la lejía, la TSA no respondió hasta un mes después. Los artículos prohibidos sólo pudieron ser localizados la semana pasada.
El secretario de Seguridad Interior, Tom Ridge, ha defendido a la TSA por su falta de reacción al afirmar que el organismo recibe un gran número de correos electrónicos con respecto a posibles amenazas y justifica que la agencia consideró que Heatwole "no era una amenaza inminente". Las palabras del secretario han sido contestadas por el representante Markey, para quien "la agencia por un lado dice que no existió una amenaza inminente y por otro afirma que lo que hizo (Heatwole) fue muy peligroso". Markey exige, además, que la aerolínea Southwest sea investigada de forma concienzuda, "para saber qué está pasando en la compañía como para que algo pueda estar en un lavabo durante más de un mes sin que nadie lo encuentre".
El portavoz de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA, por sus siglas en inglés), Mark Hatfield, reconocía en la cadena de televisión ABC que "el sistema lo debería haber detectado. Si esto subraya un fallo en el sistema, podría ser relativamente fácil de corregir". El problema para la TSA, organismo que depende del Departamento de Seguridad Interior y que está a cargo de garantizar que no se repitan incidentes como los del 11-S, es que no sólo no pudo impedir que alguien colocase cuchillas en una aeronave sino que fue incapaz de responder a las alertas recibidas.
Las críticas hacia la TSA y el Gobierno ya han empezado a producirse y algunos legisladores hablan de celebrar sesiones en el Congreso para evaluar la actuación de la agencia federal. El representante demócrata Edward Markey ha dicho que el joven "detectó un enorme fallo para la seguridad de 100 millones de estadounidenses que cada año vuelan".
El pasado 15 de septiembre, Heatwole -en libertad a la espera de juicio y que puede ser condenado a 10 años de prisión- envió un correo electrónico a la TSA, en el que indicaba que "tenía información sobre seis violaciones en la seguridad" de los aeropuertos Raleigh-Durham y Baltimore-Washington entre el 7 de febrero y el 14 de septiembre. El mensaje de Heatwole especificaba que había introducido en dos aviones de la compañía aérea Southwest artículos prohibidos para demostrar los fallos en los sistemas de seguridad. A pesar de que Heatwole repitió su mensaje hasta seis veces especificando sus datos personales, los números de vuelo y los lugares determinados donde había ocultado las cuchillas y la lejía, la TSA no respondió hasta un mes después. Los artículos prohibidos sólo pudieron ser localizados la semana pasada.
El secretario de Seguridad Interior, Tom Ridge, ha defendido a la TSA por su falta de reacción al afirmar que el organismo recibe un gran número de correos electrónicos con respecto a posibles amenazas y justifica que la agencia consideró que Heatwole "no era una amenaza inminente". Las palabras del secretario han sido contestadas por el representante Markey, para quien "la agencia por un lado dice que no existió una amenaza inminente y por otro afirma que lo que hizo (Heatwole) fue muy peligroso". Markey exige, además, que la aerolínea Southwest sea investigada de forma concienzuda, "para saber qué está pasando en la compañía como para que algo pueda estar en un lavabo durante más de un mes sin que nadie lo encuentre".