LD (EFE) A la misma hora en que fallecía en Brasilia el ex dictador paraguayo Alfredo Stroessner algunas de las víctimas de su régimen asistían en Asunción a la inauguración del Museo de las Memorias, en una antigua dependencia policial donde se torturaba a los perseguidos políticos.
Una iniciativa de la Fundación Celestina Pérez de Almada, una de las víctimas de la dictadura, el "Museo de las Memorias, Dictaduras y Derechos Humanos" ocupa el antiguo centro de tortura de la policía "stronista" conocido como la "ex Técnica.
El director de la Fundación, Martín Almada, esposo de Celestina Pérez y ex preso político, declaró que "es una coincidencia irónica que en la misma hora de la muerte de Stroessner estamos inaugurando la escuela de la democracia, en el mismo lugar donde él creó en 1956 un centro de tortura, que sería lo que en Argentina fue la ESMA".
Sobre la muerte en Brasilia del ex dictador, Almada declaró: "me siento apenado y entristecido porque hice una batalla jurídica por su extradición, yo quise que él viese la cara de la justicia paraguaya, para que rindiese cuenta de sus pecados, de sus crímenes. Ahora va a rendir cuentas con la justicia divina". En este sentido, recordó que el ex dictador paraguayo participó en la "Operación Cóndor", un plan de colaboración acordado en las décadas de los setenta y ochenta por los gobiernos militares del Cono Sur para eliminar a los opositores políticos.
Indiferencia en Paraguay
Por su parte, Santiago Rolón, presidente del Movimiento Nacional de Víctimas de la Dictadura, dijo que "la ciudadanía paraguaya tiene que salir a las calles para manifestarse si sus restos son traídos, a fin de hacer notar el dolor del pueblo por todo el daño que hizo". Agregó que Stroessner fue "apenas un representante de un Estado que persiguió y asesinó a miles de compatriotas", por lo que instó a reflexionar sobre las secuelas que ha dejado en Paraguay el antiguo régimen. Hace dos días el presidente Nicanor Duarte recordó que no se puede prohibir que la familia lo entierre en el país, pero descartó cualquier tributo oficial, al considerar que Stroessner tenía pendiente varios procesos judiciales por delitos de lesa humanidad.
El fallecimiento del dictador en un hospital de Brasilia generó escasas reacciones en su país. El que fuera hombre fuerte de Paraguay entre 1954 y 1989, año en que se asiló en Brasil tras ser derrocado por un golpe de Estado, falleció a los 93 años a causa de una infección sufrida tras una operación de hernia inguinal a la que fue sometido el pasado veintinueve de julio. Pese a que los medios de comunicación interrumpieron sus programas habituales para informar del deceso y recoger reacciones tanto de detractores como simpatizantes del ex dictador, la actividad en las calles de Asunción discurrió con toda normalidad. Apenas unos bocinazos, no se sabe si de dolor o de festejo, se escucharon en algunas calles de la capital.
"Un gran patriota"
Horas después de conocerse la noticia de la muerte, los debates giraron además en torno a si Stroessner, presidente honorario del Partido Colorado, en el poder desde 1947, debía ser objeto de pompas fúnebres oficiales en su carácter de ex mandatario o de militar retirado en el caso de que sea sepultado en el país. El dictador murió con la condición de general de Ejército en situación de retiro, grado que solamente él tenía durante su régimen, y cobraba su pensión como tal a pesar de que algunos historiadores afirman que amasó una enorme fortuna durante su mandato.
En Brasilia, Alfredo "Goli" Stroessner, nieto del dictador, dijo que "la decisión sobre dónde será enterrado será tomada en familia más adelante. Ahora va a ser llevado a la casa, donde será velado en una ceremonia privada". Añadió que su familiar "siempre quiso volver a Paraguay", según las últimas conversaciones con su abuelo.