Bermúdez también reafirmó que las denuncias de Colombia sobre la presencia de terroristas de las FARC en Venezuela no son un "capricho" sino un asunto "de Estado". Al respecto, en un editorial publicado este viernes, el diario The Washington Post afirma que Uribe "está profundamente frustrado por el apoyo continuo de Venezuela a las FARC y la inacción de la comunidad internacional de pedir cuentas por ello" a Chávez. En opinión del Post, Uribe "ha dedicado su presidencia a rescatar a Colombia de los grupos armados, tanto de izquierda como de derecha", y "antes de dejar la presidencia, sintió la necesidad de hacer un último esfuerzo para llamar la atención sobre el problema". Finalmente, dice que se mantiene la interrogante: "¿Están las demás democracias dispuestas a apoyar a Colombia en su lucha contra esta flagrante violación de la ley internacional?"
Después de las contundentes pruebas presentadas por Colombia ante la OEA, Hugo Chávez sólo respondió anunciando la ruptura de relaciones diplomáticas con dicho país y no hizo referencia a la petición de Colombia de enviar una comisión de verificación para comprobar la existencia de todos los campamentos de las FARC en territorio venezolano. Sólo se dedicó, junto a sus colaboradores, a enviar amenazas, a construir una puesta en escena de guerra y a movilizar soldados a la frontera, para muchos con la firme intención de crear una cortina de humo que permitiera que muchos de los problemas que sufre el país pasaran a un segundo plano.
Parece ser que ahora en Quito, Venezuela, esta vez representado por su canciller y brazo derecho de Chávez, Nicolás Maduro, ha vuelto a las andadas y sólo ha encontrado una manera de responder a las acusaciones: atacando a los periodistas que cubrían el acto. Al llegar a la cumbre, Maduro fue abordado por la prensa de todo el continente pero sólo se fijó en uno de Caracol Televisión, al que retó preguntándole el medio en el que trabajaba y el nombre del que le pagaba. Más adelante, sus guardaespaldas agredieron abiertamente a una periodista que a punto estuvo de recibir un puñetazo de uno de ellos.
Varios días después de las acusaciones y respectivas pruebas, las respuestas de Caracas han sido entonces siempre las mismas: ironías, ataques, burlas, teatro y agresión a los medios de comunicación colombianos.