La mujer, Azizan, se divorció hace años bajo la alegación de la tortura del kara-kiri, y vivía con sus dos hijos y un hermano, quien se encargó junto con el resto de hermanos, de celebrar su venta en Badani Bhutto, una localidad paquistaní.
Un gran número de aldeanos mostraron interés en la subasta que se inció con 50 rupias (algo menos que cincuenta céntimos de euro) y acabó con el mejor postor, un señor de 50 años de su mismo pueblo, que la adquirió por 270.000 rupias paquistaníes (unos 2.300 euros) el pasado sábado. Por el momento, solo ha pagado 210.000 rupias del total.
Tal y como señala The Nation nadie condenó el acto inhumano. El comprador se llevará el producto del que es poseedor a su casa, después de pagar lo que le resta de la cantidad. Los hermanos se repartirán la pequeña fortuna a partes iguales, y nadie en la localidad cuestionará los intereses de la joven, ni como se desarrollará su futuro.