L D (EFE) La crispación política en Venezuela, presente siempre desde la llegada de Chávez al poder, ha crecido este martes con el anuncio de varios grupos opositores de reitrarse de los comicios. Poco antes la OEA alababa el compromiso de participar de los grupos opositores parlamentarios.
El desconcierto se incrementó entre el electorado con la orden del secretario general de Acción Democrática (AD), Henry Ramos, que anunció en rueda de prensa la retirada de candidatos del partido, aunque algunos se negaron a obedecer. El diputado Pastor Heydra calificó de "unilateral" la orden de Ramos y advirtió de que junto con otros legisladores de AD, de los 26 con que cuentan en la Asamblea Nacional de 165 escaños, no retirarán sus candidaturas.
La decisión de la directiva de AD fue imitada poco después por el partido Proyecto Venezuela, con siete diputados, mientras el partido democristiano Copei, con seis escaños, exigió al Poder Electoral posponer los comicios del próximo 4 de diciembre.
Todos alegaron su desconfianza en el sistema automatizado de votación. Más de 300 expertos de la OEA y de la Unión Europea (UE) asistirán como observadores internacionales a esos comicios. El Consejo Nacional Electoral (CNE) aceptó este lunes, la petición opositora de no utilizar en los comicios máquinas para captar huellas, para preservar el secreto del sufragio.
Según el comunicado de la organización continental, tras la retirada de las máquinas, la oposición expresó que "las garantías ofrecidas permiten convocar a la participación de la ciudadanía en los comicios del domingo, sin realizar nuevas peticiones". La oposición a Chávez se presentan a las elecciones divididos entre mensajes contradictorios a favor y contra la abstención, llamadas a la desobediencia civil y desconocimiento de autoridades y observadores internacionales, pero todos comparten la desconfianza sobre la transparencia del proceso.
La abstención, que según los sondeos puede llegar al 80 por ciento, aparece como el gran enemigo del régimen y vuelve a darse por seguro un nuevo triunfo electoral del "chavismo" frente a una oposición muy debilitada y dispersa. Los augurios de escasa participación y el optimismo oficialista, que ya se siente ganador, comparten protagonismo en la recta final de una alicaída campaña electoral que no ha despertado el interés mayoritario de la desencantada población.
El presidente del CNE, el chavista Jorge Rodríguez, ha insistido en que estas elecciones serán "las más limpias y transparentes del mundo", y su resultado "será verificable" para todos los observadores nacionales e internacionales. De los 2.184 candidatos inscritos, en su mayoría opositores al presidente Hugo Chávez, 1.986 optarán a los escaños de la Asamblea, 128 al Parlamento Latinoamericano y 70 a los del Andino.
El Gobierno venezolano ha reconocido el derecho a retirarse de las elecciones, pero amenazó con actuar "con el todo el peso de la ley" si, además de eso, pretenden negar a los ciudadanos el derecho al voto, dijo el ministro del Interior, Jesse Chacón. El vicepresidente venezolano, José Vicente Rangel, señaló que la retirada de AD no impedirá la consulta electoral y pronosticó que esa decisión "los dejará fuera definitivamente de la política venezolana".
Las encuestas son unánimes en señalar una nueva victoria de los seguidores del presidente venezolano, quien ha calificado los comicios del domingo como "un abre-boca" de las presidenciales de diciembre de 2006, en las que buscará una nueva reelección para los siguientes seis años.
El desconcierto se incrementó entre el electorado con la orden del secretario general de Acción Democrática (AD), Henry Ramos, que anunció en rueda de prensa la retirada de candidatos del partido, aunque algunos se negaron a obedecer. El diputado Pastor Heydra calificó de "unilateral" la orden de Ramos y advirtió de que junto con otros legisladores de AD, de los 26 con que cuentan en la Asamblea Nacional de 165 escaños, no retirarán sus candidaturas.
La decisión de la directiva de AD fue imitada poco después por el partido Proyecto Venezuela, con siete diputados, mientras el partido democristiano Copei, con seis escaños, exigió al Poder Electoral posponer los comicios del próximo 4 de diciembre.
Todos alegaron su desconfianza en el sistema automatizado de votación. Más de 300 expertos de la OEA y de la Unión Europea (UE) asistirán como observadores internacionales a esos comicios. El Consejo Nacional Electoral (CNE) aceptó este lunes, la petición opositora de no utilizar en los comicios máquinas para captar huellas, para preservar el secreto del sufragio.
Según el comunicado de la organización continental, tras la retirada de las máquinas, la oposición expresó que "las garantías ofrecidas permiten convocar a la participación de la ciudadanía en los comicios del domingo, sin realizar nuevas peticiones". La oposición a Chávez se presentan a las elecciones divididos entre mensajes contradictorios a favor y contra la abstención, llamadas a la desobediencia civil y desconocimiento de autoridades y observadores internacionales, pero todos comparten la desconfianza sobre la transparencia del proceso.
La abstención, que según los sondeos puede llegar al 80 por ciento, aparece como el gran enemigo del régimen y vuelve a darse por seguro un nuevo triunfo electoral del "chavismo" frente a una oposición muy debilitada y dispersa. Los augurios de escasa participación y el optimismo oficialista, que ya se siente ganador, comparten protagonismo en la recta final de una alicaída campaña electoral que no ha despertado el interés mayoritario de la desencantada población.
El presidente del CNE, el chavista Jorge Rodríguez, ha insistido en que estas elecciones serán "las más limpias y transparentes del mundo", y su resultado "será verificable" para todos los observadores nacionales e internacionales. De los 2.184 candidatos inscritos, en su mayoría opositores al presidente Hugo Chávez, 1.986 optarán a los escaños de la Asamblea, 128 al Parlamento Latinoamericano y 70 a los del Andino.
El Gobierno venezolano ha reconocido el derecho a retirarse de las elecciones, pero amenazó con actuar "con el todo el peso de la ley" si, además de eso, pretenden negar a los ciudadanos el derecho al voto, dijo el ministro del Interior, Jesse Chacón. El vicepresidente venezolano, José Vicente Rangel, señaló que la retirada de AD no impedirá la consulta electoral y pronosticó que esa decisión "los dejará fuera definitivamente de la política venezolana".
Las encuestas son unánimes en señalar una nueva victoria de los seguidores del presidente venezolano, quien ha calificado los comicios del domingo como "un abre-boca" de las presidenciales de diciembre de 2006, en las que buscará una nueva reelección para los siguientes seis años.