El político belga dijo "no" por dos veces durante el proceso de negociaciones previo a su elección, que tuvo lugar en la cumbre extraordinaria de líderes europeos celebrada el pasado día 19 en Bruselas.
En los días precedentes a la cumbre, Van Rompuy se mostró reacio a aceptar los ofrecimientos para ocupar la presidencia estable de la UE al no contar con el apoyo de todos los países comunitarios, según el citado periódico.
De hecho, una semana antes de ser elegido, el democristiano afirmó que un "primer ministro no es candidato a semejante función (presidente del Consejo Europeo). No obstante, si existe consenso en el Consejo Europeo, una persona no puede rechazar esta importante función", en un discurso ante la cámara de diputados belgas.
Van Rompuy se mantendrá en su cargo de primer ministro de Bélgica hasta el 1 de diciembre, cuando se convertirá, por dos años y medio, en el primer presidente estable del Consejo Europeo, la institución que reúne a los jefes de estado o gobierno de la Unión.
Tras anunciarse su elección, él mismo propuso al rey de los belgas, Alberto II, que eligiera al también ex primer ministro y actual presidente del Partido Popular Europeo Wilfred Martens como mediador para encontrar de manera "rápida y eficaz" un nuevo jefe del Gobierno.