L D (EFE) Uribe explicó, con datos concretos, la evolución de su política de seguridad, en la que "si bien hemos avanzado, la tarea apenas empieza" ya que –se preguntó–, ¿qué país puede conformarse con 2.200 secuestros en un año?".
"No me opongo a la solución negociada, pero sin mezclarla con el terrorismo. Con cese de hostilidades como requisito, no obstante que el desarme y la desmovilización demanden extensos plazos", añadió.
Además, hizo hincapié en que "sin la garantía efectiva de que no volverán a delinquir, el gobierno no puede liberar guerrilleros" porque "lo contrario sería maltratar el sacrificio de la fuerza pública, desmotivar su acción y marchitar el espíritu popular de respetar la ley". Sería además, "abrir la puerta a la extorsión recurrente al Estado y a la sociedad", añadió.
Según Uribe, "una cosa es la guerra y otra el terrorismo" porque en la guerra hay contendientes, y en el terrorismo un verdugo y una víctima que es la sociedad y, por ello, "la autoridad no puede renunciar al rescate de los secuestrados". Aunque subrayó que la "UE nos ha prestado una valiosísima ayuda", a través, por ejemplo, de la financiación de los llamados 'Laboratorios de Paz', "necesitamos más cooperación para derrotar la droga".
También expresó su preocupación y la de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) por el hecho de que la UE no haya tomado aún la decisión de negociar un tratado de libre comercio con los países que la integran, entre ellos Colombia, aunque agradeció la extensión del Sistema de Preferencias Generalizadas (SPG). Antes de su intervención, Pat Cox le dio la bienvenida con una pequeña intervención en la que dejó claro la intención del Parlamento Europeo de reforzar sus relaciones con Latinoamérica y transmitió a Uribe su apoyo en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico.
De entre los diputados europeos que no han querido escucharle, el español Pedro Marset Campos (Izquierda Unitaria) explicó a Efe que se trata de una "visita devaluada porque no hay condiciones para apoyar la política de Uribe, alineada con Estados Unidos, con el militarismo y con la violencia, y eso es muy desagradable".
"No me opongo a la solución negociada, pero sin mezclarla con el terrorismo. Con cese de hostilidades como requisito, no obstante que el desarme y la desmovilización demanden extensos plazos", añadió.
Además, hizo hincapié en que "sin la garantía efectiva de que no volverán a delinquir, el gobierno no puede liberar guerrilleros" porque "lo contrario sería maltratar el sacrificio de la fuerza pública, desmotivar su acción y marchitar el espíritu popular de respetar la ley". Sería además, "abrir la puerta a la extorsión recurrente al Estado y a la sociedad", añadió.
Según Uribe, "una cosa es la guerra y otra el terrorismo" porque en la guerra hay contendientes, y en el terrorismo un verdugo y una víctima que es la sociedad y, por ello, "la autoridad no puede renunciar al rescate de los secuestrados". Aunque subrayó que la "UE nos ha prestado una valiosísima ayuda", a través, por ejemplo, de la financiación de los llamados 'Laboratorios de Paz', "necesitamos más cooperación para derrotar la droga".
También expresó su preocupación y la de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) por el hecho de que la UE no haya tomado aún la decisión de negociar un tratado de libre comercio con los países que la integran, entre ellos Colombia, aunque agradeció la extensión del Sistema de Preferencias Generalizadas (SPG). Antes de su intervención, Pat Cox le dio la bienvenida con una pequeña intervención en la que dejó claro la intención del Parlamento Europeo de reforzar sus relaciones con Latinoamérica y transmitió a Uribe su apoyo en la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico.
De entre los diputados europeos que no han querido escucharle, el español Pedro Marset Campos (Izquierda Unitaria) explicó a Efe que se trata de una "visita devaluada porque no hay condiciones para apoyar la política de Uribe, alineada con Estados Unidos, con el militarismo y con la violencia, y eso es muy desagradable".