LD (Rocío Colomer) Álvaro Uribe (Medellin, 1952) ha sufrido en sus propias carnes el terrorismo. En 1983, su padre, Alberto Uribe Sierra, fue asesinado por las FARC. En 2002, en plena campaña presidencial, Álvaro Uribe, es victima de un atentado terrorista. En el, murieron dos personas. Uribe, por suerte, salió ileso. Desde su nombramiento como presidente de la república de Colombia, ha emprendido una política antiterrorista basada en la fortaleza del Estado de Derecho que resume en dos palabras: seguridad democrática.
Uribe ha aumentado los índices de bienestar del país y ha recortado el poder de la organización "narcoterrorista" que lleva 45 años siendo el cáncer de la sociedad colombiana. Pese a la victoria de la "Operación Jaque", el presidente colombiano es muy consciente de que "la culebra todavía está viva y la lucha no se puede parar".
Pregunta. Este año está resultando ser decisivo en la lucha contra el narcoterrorismo en Colombia. Fue un éxito la "Operación Jaque" que permitió la liberación de Ingrid Betancourt. ¿En qué condiciones ha dejado a las FARC?
Respuesta. En muy malas condiciones, pero la lucha sigue. La culebra todavía está viva y lucha; no se puede parar. Si paramos la lucha, nos pasa lo que le pasa al torero: que en la mitad del ruedo se distrae con los tendidos y le quita la cara al toro y termina empitonado. O lo que le pasa al chalán que, por ponerse de vanidoso y de "fuyero", empieza a mirarse en la sombra a ver si está derecho, si está bien presentado, si está bonito y entonces el caballo se aburre con él y lo tumba. Por eso en esto hay que ser muy cuidadosos. Esta es una patria llena de necesidades donde tenemos que seguir trabajando a toda hora. Allá todavía hay compatriotas secuestrados y en los últimos diez años más de setecientos colombianos no han regresado, secuestrados por las FARC.
P. ¿Dónde reside, en su opinión, el triunfo de la "Operación Jaque"?
R. Reside en que fue un operativo totalmente limpio, donde se ha puesto el máximo de eficacia la inteligencia militar, la inteligencia de todos los organismos de seguridad de Colombia, y nos permite entregar estos resultados: el rescate de tantas personas, sin ni siquiera una sola bala, un solo disparo.
P. ¿Puede el éxito de la "Operación Jaque" desembocar en un exceso de confianza?
R. Los bandidos de la FARC son como las malezas agresivas de las tierras estériles. El campesino se acuesta a dormir pensando que todo quedó claro, que el surco está listo para sembrar, y si se descuida, al otro día las malezas agresivas han invadido de nuevo el surco. O sea que hay que redondear esta tarea y tener ojos vigilantes para que las nuevas generaciones de colombianos puedan vivir en un país sin sustos. Un país tranquilo, confiado en su seguridad. En un país próspero. En un país con equidad.
Frente a quienes han intentado desacreditar la operación militar que permitió la liberación de la ex candidata presidencial, el presidente dice que llegará el día en que se conocerán a los artífices de la misión. Y lamenta que "por allá, en un frío europeo" se piense que el "ingenio colombiano son los matones de las FARC".
P. En los días posteriores del rescate de los quince rehenes, los medios de comunicación internacionales especularon sobre si se había pagado a las FARC, ¿cree que existe una intención oculta tras esta rumorología?
R. Por ahí hay unos amargados que están tratando de desacreditar esa operación. Es que esos amargados conocen a Colombia de lejos. Por allá en un frío europeo, ellos qué van a saber del ingenio colombiano. Ellos creen que el ingenio colombiano son los matones de las FARC. ¡Hombre! Algún día van a conocer a esos muchachos del Ejército que se ingeniaron esa operación. Algún día los van a conocer.
Como máxima autoridad del país, jefe del Estado, del Gobierno y de la administración, Uribe se mueve en la política de los hechos probados y no en la de los deseos. Tampoco es partidario de "una propuesta refinada de teoría de diálogo" porque piensa que pondría a las fuerzas armadas en una situación de "parálisis, en un limbo" que sería aprovechada por "los terroristas para recuperar energía".
P. Tras 45 años de lucha y los resultados obtenidos en las operaciones de este año como las bajas del "número uno" Manuel Marulanda y del "número dos", Raál Reyes, más la entrega de "Karina", ¿se puede hablar del principio del fin de la organización narcoterrorista FARC y la apertura del diálogo?
R. Ahora, estamos listos para la paz. Yo no creo que una propuesta de paz tenga que ser una propuesta teórica refinada. Tiene que ser una propuesta práctica y de buena voluntad. Si estos señores del ELN, si estos señores de las FARC quieren la paz, el Gobierno está listo. Pero mientras nos ponemos a hacer una propuesta refinada de teoría de diálogo, desmotivaríamos a las fuerzas armadas. Las ponemos en una parálisis, en un limbo. Y aprovechan los terroristas para recuperar energía.
Pondremos toda la voluntad de paz, pero con todas las precauciones para evitar el engaño. ¡Qué bueno poder decir: bueno, vamos a sentarnos ya a dialogar con estos señores, a arreglar este problema!
P. ¿El éxito de la política de "seguridad democrática", que puso en marcha en su primera legislatura, puede resumirse en un "No a la negociación, sí a la firmeza"?
R. La seguridad democrática no es para maltratar las libertades, es para garantizarlas. La seguridad democrática no es para que unos colombianos opriman a otros. La seguridad democrática es para todos respetemos la vigencia de la ley. La seguridad democrática no es para aniquilar sino para construir. La seguridad democrática es para ayudar a cambiar la sociedad colombiana.
P. ¿Qué papel desempeña la fuerza militar en la lucha antiterrorista? Desde algunos ámbitos dominados por un pensamiento de izquierdas se critica el uso de la fuerza militar contra el terrorismo y se reivindica el uso exclusivo de las leyes y la fuerza civil.
R. La lucha contra el narcoterrorismo debe continuar con toda la contundencia hasta alcanzar la paz y la tranquilidad que anhelan los colombianos pero siempre, siempre, ceñidos a nuestra normativa, pues, esa es la base de la legitimidad de cualquier estado de derecho y de nuestra fuerza pública.
P. Las familias de las personas que permanecen en manos de las FARC están muy angustiadas. ¿Qué mensaje les transmitiría, señor presidente?
R. La única factura que queremos pasar es la invitación a las farc para que hagan la paz. Hemos mantenido siempre la disposición. Y que empiecen liberando a los secuestrados que aún permanecen en su poder.
Quedan dos años para que se convoquen elecciones presidenciales en Colombia y se ha abierto –interesadamente o no– el debate sobre un tercer mandato y la reforma constitucional que requeriría. Uribe prefiere no contestar directamente y dice que la única reelección en la que cree es la de la "seguridad democrática". El único fin al que aspira es al de que los colombianos puedan vivir tranquilos. Está casado y tiene dos hijos.
P. Sus índices de popularidad, que siempre han sido altos, se han disparado a raíz del final feliz de la "Operación Jaque" –alcanzando el 85 por ciento en una de las últimas encuestas-. La propia Ingrid Betancourt le ha animado a buscar un tercer mandato, para lo cual sería necesario emprender una reforma constitucional. ¿Piensa en volver a solicitar la confianza de sus compatriotas en las urnas?
R. Ésta es la única reelección en la que creo: la de la seguridad democrática, la de la confianza inversionista, como presupuestos de la política social. Yo creo que ese trípode sobre el cual debe reposar la confianza, que es cohesión social, con todas sus aristas; inversión desde la responsabilidad en transparencia, en solidaridad con la comunidad, en fraternidad laboral, y seguridad desde la democracia, son fundamentos que aspiramos a que los colombianos reelijan en el 2010.