Con una popularidad que alcanza el 70 por ciento, Álvaro Uribe se mantiene como uno de los políticos con más prestigio en Colombia. Sin embargo, no podrá participar en las próximas elecciones presidenciales del 30 de mayo tras la decisión de la Corte Constitucional de rechazar la Ley de Referendo que pretendía una consulta popular sobre la posibilidad de una segunda reelección del presidente.
La decisión del máximo tribunal era clave para saber quiénes podrían convertirse en candidatos. De hecho, días antes de la resolución, Juan Manuel Santos, ex ministro de Uribe, anunció que sería candidato a las elecciones por el "Partido de la U" (Partido Social de Unidad Nacional) siempre y cuando el presidente no pudiera hacerlo. Ahora, es uno de los grandes protagonistas y para muchos uno de los principales favoritos a ganar.
Pese a su ausencia de las listas, Uribe será uno de los actores en esta campaña. Aunque ha dicho que no piensa involucrarse mucho, ya ha advertido del riesgo de que algunos gobiernos -en clara alusión a Hugo Chávez- intenten influenciar a algunos de los candidatos. Lo que quiere evitar el actual presidente, es la previsible injerencia su colega venezolano, con el que nunca ha tenido muy buena sintonía. Uribe fue muy claro: "Los colombianos tenemos que elegir al candidato que los colombianos quieran, la política que los colombianos quieran, no la política que nos quieran imponer desde afuera".
Pero también será actor en estos meses porque sus ocho años serán puestos a debate. La gran mayoría de los colombianos aprueba su trabajo al frente del país y Santos es uno de los grandes defensores de su política fuerte contra el terrorismo y el narcotráfico, uno de los puntos más criticados por los partidos de la izquierda colombiana.
Los "uribistas", con Santos
Cuando faltan dos meses y medio aún para las elecciones, Juan Manuel Santos, ex ministro del Interior con Uribe y uno de los responsables del éxito de la lucha contra el narcoterrorismo de las FARC en los últimos años, parte como el gran favorito. Aún queda por ver si finalmente habrá una gran alianza de derecha para así lograr una contundente victoria. Sin embargo, eso está aún por verse.
Las últimas encuestas le dan a Santos cerca del 23 por ciento, contra un 11 de Gustavo Petro, líder del izquierdista partido Polo Democrático Alternativo. Estas cifras podrían cambiar de manera radical en el caso de que Santos logre una respuesta a su llamamiento de un acuerdo, al estilo del que logró Uribe después de su reelección de 2006. Pero por ahora, el ex ministro no ha recibido ningún tipo de respuesta positiva.
Cuando anunció que sería candidato en el caso de que el actual presidente no se presentara, Andrés Pastrana, hombre fuerte dentro del Partido Conservador y el mismo que durante su mandato intentó una solución con las FARC otorgando una polémica "zona de distensión", dijo que no "entregaría" el partido a Santos. Algunos expertos creen que éste podría ver la oportunidad perfecta para que su partido vuelva al poder aprovechando la ausencia de un candidato tan fuerte con ha sido Uribe.
En el Partido Conservador existen dos posibles candidatos. Uno de ellos es Andrés Felipe Arias, un hombre que, según algunas fuentes, podría aceptar un acuerdo con Santos. Sin embargo, parece ser que Pastrana se decantaría más bien por Noemí Sanín, que fue embajadora de Colombia en España y el Reino Unido entre 2002 y 2009 durante los gobiernos de Uribe.
Queda aún mucho tiempo para que el panorama de las elecciones se aclare pero pronto conoceremos a los que serán los candidatos más fuertes. Santos se presenta como el defensor del "uribismo", algo que sin duda le hará ganar muchos adeptos, y cuenta con el visto bueno del aún presidente. Tras una reunión que mantuvieron hace pocos días, Santos reveló: "El Presidente me ha dicho: Usted y yo tenemos unos propósitos comunes desde hace mucho tiempo. Coincidimos en los ideales fundamentales para esta Nación, siga adelante, Juan Manuel, que vamos a ganar, y esto tenemos que sacarlo adelante para el bien de los colombianos".
Una muestra clara de apoyo que en la recta final de la campaña podría ser clave.