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Una turba lincha al alcalde de la provincia peruana del Collao acusado de nepotismo y corrupción

El linchamiento de Cirilo Robles, alcalde de la provincia sur andina del Collao, fronteriza con Bolivia, en medio de una ola de violencia incontrolada, en la que participan miles de personas de esa localidad, ha conmocionado a los peruanos. El edil estaba acusado de nepotismo y corrupción. En los disturbios también murió el concejal Arnaldo Chambilla y fue atacada la comisaría local.

LD (EFE) Cirilo Robles, la primera autoridad edil del Collao, fue asesinado el lunes por una turba de miles de personas. La sangrienta jornada se saldó además con la desaparición de 19 personas, así como con la hospitalización del concejal Uriel Aguilar, quien se encuentra en estado grave.
 
La emisora local RPP informó, además, de que el regidor Arnaldo Chambilla murió en el hospital de Ilave (la capital de Collao), víctima de los violentos golpes que recibió y que otros dos regidores permanecen secuestrados por campesinos, aunque no ha sido oficialmente confirmado.
 
El ministro del Interior, Fernando Rospigliosi, declaró que la situación "es muy grave" e informó de que la policía ha recibido la orden de defenderse con sus armas de reglamento, después de que fuese atacada una comisaría. Los sucesos ocurrieron 24 días después de que los pobladores iniciaran una huelga para exigir la renuncia o destitución del alcalde, al que acusaban de corrupción y nepotismo.
 
La protesta supuso el bloqueo del puente que une Puno (Perú) con Desaguadero (Bolivia), lo que ha dificultado en las últimas semanas el tráfico de turistas y los intercambios comerciales en la frontera. Rospigliosi señaló que Robles decidió volver hacia Ilave con el objetivo de celebrar una reunión del concejo municipal, a pesar de las recomendaciones en contra de las autoridades policiales. Al enterarse de su presencia, miles de pobladores de Ilave se dirigieron hacia la vivienda del burgomaestre y tras un enfrentamiento inicial con unas decenas de personas que lo defendían lo capturaron y maniataron.
 
Posteriormente, lo trasladaron a la plaza del pueblo para pasearlo ante una concentración de 15.000 personas, algunas de las cuales lo golpearon hasta causarle la muerte. La semana pasada, Ramírez, dirigente aimara y presidente del frente de defensa de los intereses de esa provincia, manifestó que "llegarían hasta las últimas consecuencias" en el reclamo de la dimisión de Robles.

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