"Me dijeron que sabían que formaba parte del partido de Aznar, y de Esperanza Aguirre, que era un partido que había hecho mucho daño a Cuba en Europa" cuenta Ponce a El Mundo. Ese fue el argumento definitivo para que la dictadura castrista desatase su acoso y derribo.
Guillermo acudió de vacaciones a Cuba, concretamente a casa de su familia en Santa Clara, y le citaron para acudir a las Oficinas de Inmigración. "Me habían estado controlando desde que había llegado a la isla; agentes de Inmigración e Inteligencia me dijeron que sabían que iba dando conferencias y charlas por otros países diciendo que en Cuba había racismo" asegura el médico. Considera que fue un toque de atención. Un 'Oye, sabemos lo que estas haciendo'".
Ponce es fundador de la Asociación de Afrocubanos en nuestro país y asesor de la comisión regional y nacional del PP de Inmigración y de la regional de Sanidad. Por eso, cuando la dictadura castrista le comenzó a acosar, Ponce dijo que no estaba contraviniendo las leyes de Cuba haciendo política, sino que lo hacía en España "un uso democrático de pensar y opinar libremente" adujo. "Pasamos mucho miedo, la reunión duró dos horas, y mi mujer y mis hijos estaban muy preocupados, no sabían lo que me podía pasar", cuenta Guillermo.
Y lo que pasó fue que el acoso se recrudeció. Cuando volvió meses después a la isla para visitar a su abuela enferma, descubrió en el aeropuerto que su visado – permiso de Residencia en el Exterior, como se llama en Cuba- había sido cancelado. Y con él, la posibilidad de entrar y salir de la isla. Y desde entonces, ha sufrido una larga lista de acosos y atropellos.
Si quiere volver a Cuba, tendrá que hacerlo como turista o como si hubiera sido expulsado. "Me han mandado un mensaje, me mandan callar. Saben de mi cercanía a la comunidad cubana y la comunidad negra y nuestra visión sobre la falta de libertad y la necesidad de democracia en Cuba", asegura Ponce.
"Es un mensaje para todos los inmigrantes cubanos, nos les importa que vivamos en un país libre; no quieren que nadie hable contra el sistema", dice este médico, disconforme con la actuación de la embajada española, que le despachó cuando éste fue a pedir ayuda, que no podían hacer nada porque "era ciudadano cubano".
"No se puede permitir que nos persigan por nuestras actividades en países democráticos", concluye el doctor, que ha recibido apoyos de solidaridad de su partido y también de sectores de la izquierda, y que asegura que proseguirá con más fuerza aun su lucha "por los derechos humanos y por la libertad".