L D (EFE) La comisión sostiene que no existen "pruebas creíbles" que vinculen a la red terrorista Al-Qaeda con el depuesto dictador. A pesar de que Rusia fue uno de los países que más se opusieron a la invasión de Irak –con el argumento de que no existían pruebas de que Sadam Husein ocultara armas de destrucción masiva–, el espionaje ruso tendió la mano este jueves a la Administración Bush.
"Las conclusiones y generalizaciones hechas por la comisión no pueden considerarse objetivas, pues no tienen en cuenta otros componentes del problema iraquí, y aunque se basan en hechos probados no dan un cuadro completo de la situación en torno a Irak que había hace dos años", declaró el mencionado espía a la agencia Interfax.
"Las conclusiones y generalizaciones hechas por la comisión no pueden considerarse objetivas, pues no tienen en cuenta otros componentes del problema iraquí, y aunque se basan en hechos probados no dan un cuadro completo de la situación en torno a Irak que había hace dos años", declaró el mencionado espía a la agencia Interfax.
Tras decir que el espionaje ruso tampoco ha encontrado pruebas que liguen al ex dictador iraquí con la red terrorista de Ben Laden, afirmó lo siguiente: "Según informaciones obtenidas por la inteligencia rusa, aún a comienzos de 2002 los propios servicios secretos de Irak planeaban actos terroristas en territorio de EEUU, así como contra objetivos diplomáticos y militares norteamericanos fuera” de este país. “Esos datos –añadió–fueron transmitidos en reiteradas ocasiones a los colegas estadounidenses en otoño de 2002, de forma tanto oral como escrita".
Sin cuestionar la postura crítica del Kremlin respecto a la intervención en Irak, el representante del espionaje ruso dejó ver que la Casa Blanca tenía razones de peso cuando optó por la fuerza en su pulso con el régimen baazista. "Al investigar las causas de la crisis iraquí se deben tener en cuenta todos los aspectos del problema, incluida la amenaza directa que el régimen de Sadam Husein representaba para EEUU".