L D (EFE) El pasado día 15 lograron sus propósitos una veintena de personas; esta vez, sólo tres. Los otros 17 –entre los que hay varios niños– serán, con toda probabilidad, entregados a Pyongyang, ya que la dictadura china no considera refugiados políticos, sino económicos, a los norcoreanos que huyen de su país. La agencia surcoreana Yonhap sostiene que algunos de los que intentaron penetrar en el consulado consiguieron huir.
El pasado viernes otros 29 refugiados entraron en el colegio surcoreano de Pekín. No obstante, y al no ser éste un área diplomática, serán devueltos a Pyongyang, donde se enfrentarán a duras penas.
La mayoría de los norcoreanos que consiguen entrar en áreas diplomáticas extranjeras piden ser enviados a Corea del Sur, donde el Gobierno cuenta con un programa de inserción social.
En 2003, 1.285 norcoreanos llegaron a Seúl procedentes de terceros países. Según el Comité para los Refugiados –con sede en EEUU–, el régimen comunista de Pyongyang castiga la salida ilegal del país con el confinamiento en campos de trabajo y, en ocasiones, con la pena de muerte.