L D (EFE) Aunque todos los ministros cerraron filas en torno a Koizumi cuando éste visitó hace una semana ese polémico templo, sin embargo, el Ministerio de Exteriores inmediatamente puso en marcha todos sus engranajes para minimizar los inevitables daños que tal gesto está provocando en las relaciones de Japón con sus vecinos.
El primer resultado positivo de esta diplomacia, que también ha implicado a algunos empresarios con negocios en Corea del Sur y sobre todo China, se plasmó hoy con el anuncio de que finalmente se celebrará a fines de esta semana la reunión entre los ministros de Asuntos Exteriores japonés y surcoreano en Tokio.
Aunque el titular de Exteriores surcoreano, Ban Ki-moon, había planteado la semana pasada la posibilidad de no viajar a Tokio tras la visita de Koizumi a Yasukuni, este lunes afirmó que estará en la capital nipona del jueves al sábado para reunirse con su homólogo japonés, Nobutaka Machimura. "Hemos llegado a la conclusión de que un incidente específico no debería ser un obstáculo para las relaciones entre Corea y Japón", dijo Ban a la prensa en Seúl. Según Ban, "hay un buen número de asuntos bilaterales pendientes en materia política, económica, social y cultural". El ministro de Exteriores no mencionó, sin embargo, los preparativos de la cumbre convocada para diciembre entre Koizumi y el presidente surcoreano, Roh Moo-hyun.
Este lunes, el diario de Seúl Hankkok Ilbo, recogió las declaraciones de un alto cargo de la Administración surcoreana, según el cual, Corea del Sur no celebrará la cumbre con Japón de diciembre si Koizumi no pide perdón por su visita a Yasukuni. "No celebraremos una cumbre mientras el primer ministro Koizumi ocupe su cargo, a menos que el Gobierno japonés tome medidas para restañar los sentimientos heridos de los países vecinos, como Corea y China", afirmó el representante surcoreano. Según el funcionario, "los líderes de Japón deberían advertir que han de pagar un precio si se comportan de manera irresponsable".
La visita que realizó Koizumi a Yasukuni el 17 de octubre fue la quinta desde que asumió el cargo de primer ministro de Japón en abril de 2001. Ese templo sintoísta de Tokio honra a las almas de 2,5 millones de caídos en combate entre 1853 y 1945, pero también a 14 criminales de guerra, algunos de ellos máximos responsables de las brutalidades cometidas por el ejército imperial nipón en Asia en los años que precedieron a la Segunda Guerra Mundial y durante este conflicto.
Koizumi se refirió este lunes a la buena voluntad mostrada por Corea del Sur para acudir al diálogo, pero no hizo referencia a China, que se está mostrando mucho más firme en su condena a la actitud desafiante del primer ministro nipón. Si en el caso de Corea del Sur, la activa diplomacia japonesa se encuentra detrás del gesto de buena voluntad del ministro Ban para acudir a Tokio esta semana, en el caso de China es la comunidad empresarial nipona con intereses en ese país la que está tratando de reparar lo que parece irreparable.
China, de momento, ha cancelado la reunión que el pasado domingo debía haberse celebrado en Pekín entre Machimura y el ministro de Exteriores chino, Li Zhaoxing, y que tenía como objetivo limar otras disputas, en materia territorial y de seguridad. Uno de los empresarios que mayores esfuerzos está realizando en este sentido es Hiroshi Okuda, a quien el pasado 30 de septiembre recibió el presidente Hu y en quien cifran sus esperanzas los diplomáticos nipones que han visto hasta ahora cerradas las puertas del diálogo con Pekín.