Con todas las evidencias en la mano, dijo la primera ministra, "he tomado la única decisión posible: impugnar los resultados en los tribunales". Agregó que "con argumentos jurídicos como fundamento" defenderá el Estado y la elección del pueblo.
"Mi responsabilidad frente a vosotros y frente al país me obliga a luchar por el restablecimiento de la justicia", dijo la primera ministra, quien aseguró que el número aproximado de votos falsificados supera el millón, una cifra suficiente para darle la victoria, añadió.
Dijo entender que el pueblo esté cansado de las luchas políticas sin compasión y afirmó que también ella quiere "estabilidad y tranquilidad" en Ucrania. "Pero si hoy no defendemos la democracia, vuestro derecho a unas elecciones limpias, mañana despertaremos en otro país, donde gobierne la dictadura y la ilegalidad. Por el futuro de nuestro país os pido que me entendáis y apoyéis. Defender nuestra libertad no es sólo asunto mío, sino de toda la gente honrada", agregó.
Asimismo, afirmó que no convocará un nuevo "Maidan", en referencia a la plaza de la Independencia donde tuvieron lugar en 2004 las protestas populares conocidas como Revolución Naranja, y que no permitirá la confrontación de la sociedad.
"Ucrania, más que nunca, necesita estabilidad y tranquilidad y precisamente por eso sólo actuaremos por la vía legal y en los tribunales", dijo. Asimismo, acusó a su rival de haber hecho "declaraciones antiucranianas que atentan directamente contra los intereses ucranianos" y advirtió que "esto sólo es el principio". "Pero una cosa quiero dejar clara: Yanukóvich no es nuestro presidente y nunca será un presidente elegido de forma legítima", agregó.
La Comisión Electoral Central de Ucrania anunció el pasado miércoles la victoria de Yanukóvich con una ventaja de 3,48 puntos porcentuales sobre Timoshenko. Terminado el escrutinio del cien por ciento de los votos, Yanukóvich obtuvo el 48,95 por ciento, mientras su rival logró el 45,47 por ciento.