L D (EFE) Los rebeldes que controlan gran parte del norte y este de Haití han tomado la pequeña localidad de Savanette, en una operación en la que no ha habido enfrentamientos, según han informado corresponsales locales.
Ante la llegada de los opositores del Frente de Resistencia Nacional para la Liberación y Reconstrucción de Haití, los policías han decidido abandonar esa localidad del este del país. Los miembros del Frente que han ocupado Savanette y que al parecer son antiguos militares, se han dividido en dos grupos, uno de los cuales ocupan la comisaría y el otro patrulla la ciudad.
Ante la llegada de los opositores del Frente de Resistencia Nacional para la Liberación y Reconstrucción de Haití, los policías han decidido abandonar esa localidad del este del país. Los miembros del Frente que han ocupado Savanette y que al parecer son antiguos militares, se han dividido en dos grupos, uno de los cuales ocupan la comisaría y el otro patrulla la ciudad.
La crisis empieza a afectar a la República Dominicana
Mientras, la crisis empieza a afectar a la frontera con la República Dominicana, donde se han oído disparos procedentes de Ouanaminthe, el municipio haitiano más cercano a la provincia dominicana de Dajabón, en el noroeste del país. El tradicional mercado fronterizo de los lunes y viernes en Dajabón, en el que se produce un importante intercambio comercial entre dominicanos y haitianos, ha sido suspendido provisionalmente después de que los rebeldes opuestos a Aristide ocuparan Ouanaminthe.
Sin embargo, el flujo de ciudadanos haitianos por el paso fronterizo se restablecía al mediodía, mientras militares dominicanos permanecían apostados en las esquinas de Dajabón para controlar la actividad comercial. Desde esa ciudad se han escuchado disparos procedentes del otro lado del río Masacre, que separa Haití de la República Dominicana, mientras en las calles de Ouanaminthe se quemaban neumáticos un día después de que los rebeldes incendiaran la comisaría de policía.
Mientras, la crisis empieza a afectar a la frontera con la República Dominicana, donde se han oído disparos procedentes de Ouanaminthe, el municipio haitiano más cercano a la provincia dominicana de Dajabón, en el noroeste del país. El tradicional mercado fronterizo de los lunes y viernes en Dajabón, en el que se produce un importante intercambio comercial entre dominicanos y haitianos, ha sido suspendido provisionalmente después de que los rebeldes opuestos a Aristide ocuparan Ouanaminthe.
Sin embargo, el flujo de ciudadanos haitianos por el paso fronterizo se restablecía al mediodía, mientras militares dominicanos permanecían apostados en las esquinas de Dajabón para controlar la actividad comercial. Desde esa ciudad se han escuchado disparos procedentes del otro lado del río Masacre, que separa Haití de la República Dominicana, mientras en las calles de Ouanaminthe se quemaban neumáticos un día después de que los rebeldes incendiaran la comisaría de policía.
Más de 50 muertos
Las autoridades han advertido a los ciudadanos haitianos en República Dominicana del "riesgo" que representaba cruzar a su país, donde ya han muerto más de medio centenar de personas en enfrentamientos entre partidarios y oponentes de Aristide. El Senado dominicano aprobó el miércoles una resolución en la que reclamaba a la comunidad internacional una intervención inmediata ante la amenaza de un éxodo de haitianos a territorio dominicano y rechazaba una acogida "masiva" de refugiados. Mientras tanto, organizaciones religiosas y de derechos humanos del país han pedido el cese temporal de las repatriaciones de haitianos y la canalización de las solicitudes de refugio.
Por su parte, el presidente dominicano, Hipólito Mejía, reconoce que la frontera es "incontrolable" y que en su país se concentran la mayoría de los conspiradores contra Aristide. El sacerdote Regino Martínez ha hecho un llamamiento a la comunidad internacional para que "impulse una salida democrática" e insiste en la necesidad de que se celebren los mercados fronterizos, que sirven de abastecimiento alimenticio a los haitianos, sumidos ahora en una grave crisis alimentaria. "No es con armas que vamos a mantener la seguridad, sino con comida", exclama el jesuita en el puesto fronterizo de Dajabón.