LD (EFE) La calma reina este martes en el Líbano después de que el Ejército haya asumido el control de las áreas donde los combates entre partidarios del grupo terrorista Hezbolá y simpatizantes del Gobierno que han causado 65 muertos y doscientos heridos en una semana.
En un mensaje enviado a los mandos militares y posteriormente hecho público, el general Michel Suleiman, declaró que el Ejército reprimirá, incluso por la fuerza, cualquier atentado contra la seguridad del país. Sin embargo, advirtió, que sus tropas carecen de medios para imponer una solución en una situación de guerra civil, ya que, para ello, se necesitan "soluciones políticas". Dijo que "lo que sucedió en las calles de Beirut fue una verdadera guerra civil y ningún ejército nacional en el mundo es capaz de afrontarlo o reprimirlo".
Pese a la calma, la carretera del aeropuerto, así como varias calles y los pasajes entre los dos sectores de Beirut, continúan cerrados. Fuentes militares dijeron que "existe la voluntad de abrirlos (los pasos), pero hay que esperar a que el Ejecutivo se reúna después de su entrevista con una delegación de la Liga Árabe", que este miércoles visita la ciudad para mediar en la crisis entre la mayoría anti-siria y la oposición, encabezada por los terroristas de Hezbolá.