Los republicanos, que a partir de enero controlarán la Cámara de Representantes pero seguirán siendo la minoría en el Senado, no tienen los votos suficientes para su objetivo declarado de acabar con la ley, aprobada por el Congreso en marzo.
Sin embargo, los líderes del partido esperan usar su renovado poder para administrar los fondos de la Cámara Baja con el fin de retar los principales elementos de la medida, según el rotativo.
"Si no podemos revocar inmediatamente el Obamacare (nombre que los republicanos otorgan a la ley), mi intención es empezar a revocarlo pieza a pieza, bloqueando los fondos para su implementación y la emisión de regulaciones necesarias para que funcione", dijo el representante por Virginia Eric Cantor.
Cantor, "número dos" de los republicanos en la Cámara Baja, aseguró que usará "cada herramienta" a su disposición para acabar con la ley, con una retórica similar a la del futuro presidente de la sala, John Boehner, que poco después de conocer la victoria en las legislativas aseguró que acabaría con la "monstruosa" reforma.
A medida que perfilan su estrategia, los líderes republicanos en ambas cámaras ven cada vez más claro que su mejor arma está en el presupuesto, y empiezan a formular propuestas como la de tratar de limitar los recursos disponibles para la agencia federal que regula las tasas en el país.
Con ello, pretenden obstaculizar que la agencia obligue a los patronos a cofinanciar los seguros médicos de sus empleados, dado que la ley prevé penalizar con tasas a los que no lo hagan.
Además, los líderes republicanos aseguran que usarán su control sobre el gasto para bloquear los programas de seguros federales, y se esforzarán en limitar el acceso a los planes subvencionados por el Gobierno que incluyen la cobertura del aborto, uno de los asuntos que más controversia causó durante el debate de la reforma sanitaria.
La minoría republicana en el Senado también espera, por su parte, que el avance en escaños que han logrado en las legislativas -al menos 6 más- repercuta en más poder en contra de la medida, como ha anunciado su líder en esa cámara, Mitch McConnell.
Marco Rubio, integrante del pujante fenómeno de las Tea Party y nuevo senador de Florida, aprovechó su primer discurso como miembro del Senado el sábado para prometer que revocará la "desastrosa ley de reforma sanitaria".
Rubio, que aseguró que con el Gobierno de Obama el país va "camino de la ruina", condenó "la intrusión del Gobierno en nuestras vidas, hasta para tomar las decisiones sobre nuestra atención sanitaria".
Ante este panorama, que promete convertir el asunto en el mayor obstáculo para que Obama coopere con el nuevo Congreso, uno de los mayores aliados del presidente es, según el New York Times, el senador por Iowa Tom Harkin, que dirige la comisión de sanidad de la Cámara Alta.
Harkin, que fue uno de los arquitectos de la ley, se ha comprometido a "luchar contra cualquier intento para robar fondos a la ley o revocar su protección a los consumidores".
La reforma del sistema de salud, dotada de 940.000 millones de dólares y que se aplicará a lo largo de diez años, amplía la cobertura médica a 32 millones de estadounidenses, impone más regulaciones a las aseguradoras y pretende reducir el déficit y los costos de salud.
"Si no podemos revocar la reforma sanitaria ahora, iremos pieza a pieza"
La nueva mayoría republicana en la Cámara ya se muestra dispuesta a recortar la reforma sanitaria de Obama, dice el diario New York Times. El número dos en la Cámara Baja dice que "Si no podemos revocar inmediatamente el 'Obamacare' mi intención es empezar a revocarlo pieza a pieza".
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