
LD (EFE) Este martes, Corea del Norte, la única dictadura estalinista que hay en el mundo, celebrará el sesenta aniversario de su fundación con un desfile militar y otros eventos típicamente norcoreanos como la "gimnasia de masas", denominado "Arirang". Fuera del espectáculo, la realidad es más trágica. El saldo del régimen se resume en pobreza, hambruna y militarización.
La Agencia Central de Inteligencia de EEUU (CIA), asegura que desde la hambruna de la década de los años noventa se estima que unos tres millones de norcoreanos podrían haber muerto a causa de las malas cosechas y las inundaciones y que actualmente la población se ha reducido a 23,5 millones. El fracaso norcoreano en el suministro de alimentos a su población, afirman organismos de asistencia humanitaria, es el empeño de los dirigentes de regirse por la filosofía "Juche" o la autosuficiencia.
La semana pasada, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) alertó a sus donantes que necesita unos sesenta millones de dólares en los próximos tres meses para evitar que la crisis alimentaria que sufre Corea del Norte derive en una hambruna generalizada. Pese a que no existen cifras oficiales de damnificados o fallecidos, se calcula que más del cincuenta por ciento de los hogares norcoreanos viven con sólo dos comidas al día y que el suministro diario de alimentos se ha reducido de quinientos gramos en enero a 150 gramos en junio.
Bajo ese desalentador panorama, Corea del Norte está chantajeando a la comunidad internacional con su programa militar nuclear con el fin de obtener dádivas económicas. A finales de agosto, Pyongyang anunció que suspendía el proceso de desnuclearización negociado con EEUU, Rusia, Japón, China y Corea del Sur. Pocos días más tarde diversas fuentes informaban de que Pyongyang ha iniciado la reconstrucción del reactor de la central de Yongbyon, la mayor instalación nuclear del régimen comunista, aunque ello ha sido negado por Washington.