LD (EFE) En una conferencia de prensa tras la liberación en Sofía de las cinco enfermeras búlgaras y el médico palestino condenados a muerte en Libia, el presidente de Francia, Niciolas Sarkozy, aseguró que ni Francia ni Europa han puesto "un euro" para que las autoridades de Trípoli accedieran a extraditarles a Bulgaria.
Tras pedir "más pragmatismo en la resolución de problemas internacionales", anunció que este miércoles realizará un "viaje político" a Libia que se enmarca en su deseo de "ayudar" al país norteafricano a "reintegrarse en el concierto de naciones".
Franqueado por su primer ministro, François Fillon, y el titular de Asuntos Exteriores, Bernard Kouchner, el jefe de Estado francés destacó que el fin del "calvario" de ocho años y medio vivido por los seis profesionales sanitarios en Libia ha sido posible gracias a los esfuerzos de múltiples actores.
Tras saludar el trabajo "destacable" efectuado por su esposa, Cécilia Sarkozy, y la mediación "extremadamente importante" de Qatar, así como la cooperación que él mismo ha tenido "mano a mano" con el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, afirmó que "ya era hora" de que la pesadilla terminara.
Sarkozy añadió que "esas enfermeras, en mi corazón, eran francesas, no jurídicamente, sino porque habían sido acusadas injustamente y habían sufrido mucho". Rehusó entrar en los detalles de la negociación y dejo claro que su mujer, que se había entrevistado varias veces con Gadafi, no hará manifestaciones sobre el papel que ha desempeñado en este asunto.
En Libia, la televisión estatal abrió este martes sus informativos con el caso de las enfermeras búlgaras y el médico palestino. Según fuentes oficiales, todas las condiciones exigidas por el régimen de Muamar Gadafi para la extradición serán cumplidas. Así, en los próximos meses se completará la modernización tecnológica del centro pediátrico de la ciudad de Bengasi, donde ocurrió el contagio de los 438 niños libios, de los que 56 fallecieron, y el envío de médicos especialistas.