L D (EFE) El dictador Mugabe, de 79 años, ha acaparado el poder desde la creación del Estado de Zimbabue, en 1980, inicialmente como primer ministro y luego como presidente. Las últimas elecciones presidenciales de 2002 estuvieron marcadas por el fraude.
El pasado lunes, agentes de seguridad irrumpieron y sellaron la oficina que usan varios corresponsales extranjeros, alegando que buscaban pruebas sobre supuesto espionaje, y de nuevo este miércoles la policía ocupó el mismo local e impidió el acceso a los periodistas.
"Se trata de las mismas tácticas de intimidación que emplean antes de las elecciones", dijo a la agencia Efe uno de los periodistas, el fotógrafo Tsvangirai Mukwazha, que trabaja para la agencia estadounidense Associated Press (AP). "Hemos pasado antes por estas situaciones, pero estas acciones no nos van a parar", agregó Mukwazha, de nacionalidad zimbabuense.
En la oficina que fue allanada el lunes, trabajan a día de hoy, además de Mukwazha, el corresponsal de la agencia alemana de prensa (DPA) y de The Times de Londres, Jan Raath, y el periodista independiente Angus Shaw, que colabora también con AP. En el primer incidente, este lunes, los corresponsales fueron interrogados por la policía sobre una supuesta vinculación con "operaciones de espionaje" y por violar presuntamente la ley de Secretos Oficiales.
El equipo policial se retiró una hora después y el oficial al cargo dijo que no había encontrado señales de esos delitos, según la defensa legal de los periodistas. Pero ese mismo día llegó otro equipo de agentes de seguridad y volvió a interrogar a los periodistas, en esta ocasión sobre su acreditación oficial ante la Comisión de Medios e Información, que depende del Gobierno. "Pidieron ver nuestras acreditaciones oficiales y después buscaron y se llevaron copias de nuestras notas", dijo este miércoles Mukwazha al relatar el incidente del lunes.
De nuevo este miércoles, los agentes policiales ocuparon la misma oficina, a escasos metros de la embajada de Estados Unidos en Harare, e impidieron el paso al edificio, de tres plantas, con la excepción de quienes demostraban ser vecinos de los periodistas. "No se nos permite entrar a la oficina, y ni siquiera me permiten acceder a nuestro equipo", añadió el fotógrafo que trabaja para AP.
Persecución de la prensa extranjera y local
No es la primera vez que el Gobierno de Harare intimida a periodistas extranjeros en Zimbabue, especialmente los originarios del Reino Unido y Estados Unidos, países a los que habitualmente Mugabe acusa de interferir en los asuntos internos de su país. El 19 de febrero de 2001, el corresponsal en Zimbabue de la BBC, Joseph Winter, tuvo que abandonar el país a raíz de una orden de expulsión de las autoridades de Harare. Tres días después le tocó al turno a la periodista uruguaya Mercedes Sayagués, corresponsal del semanario sudafricano The Mail & Guardian en Zimbabue. El último de la saga fue el estadounidense Andrew Meldrum, corresponsal del rotativo británico The Guardian, que fue deportado en mayo de 2003 después de vivir 23 años en Zimbabue.
Tal es el celo del Gobierno zimbabuense que en noviembre pasado las autoridades prohibieron inicialmente la entrada al país de trece periodistas extranjeros que querían cubrir los partidos de "cricket" de la selección inglesa, aunque posteriormente se echaron atrás ante el enojo de las autoridades deportivas inglesas. La persecución se extiende también a los periodistas locales que son críticos con el Gobierno, lo que en algunos casos han pagado con detención y torturas en departamentos policiales.
Tres periódicos zimbabuenses, el Daily News, el Daily News On Sunday y The Tribune, han sido cerrados por el Gobierno de Mugabe tras ser acusados de violar la legislación que regula la actividad de los medios de comunicación. En los últimos tres años, el Gobierno ha aprobado varias leyes que espera sean respetadas por los periodistas y los medios de comunicación, y ha prohibido operar en el país a varios de ellos, incluida la cadena BBC.
La oposición política también es intimidada