Libertad Digital (Efe) El ministro adelantó que el titular de Transporte, Douglas Alexander, se reunirá con responsables del gestor aeroportuario BAA, propiedad del grupo español Ferrovial, para buscar una solución durante la "próxima semana o así".
Darling hizo estos comentarios después de que la compañía irlandesa Ryanair, primera aerolínea de vuelos baratos de Europa, amenazara el pasado viernes con demandar al Gobierno si, en el plazo de una semana, no atenua las medidas de seguridad en los aeródromos.
El director ejecutivo de Ryanair, Michael O'Leary recalcó que si las autoridades no revocan las actuales restricciones, el Gobierno facilitará a los terroristas "una victoria de relaciones públicas".
La Asociación de Pilotos de Aerolíneas Británicas (BALPA) también criticó al Ejecutivo por mantener unas medidas que consideran "sin sentido" y les afectan de igual manera que a cualquier pasajero.
Darling hizo estos comentarios después de que la compañía irlandesa Ryanair, primera aerolínea de vuelos baratos de Europa, amenazara el pasado viernes con demandar al Gobierno si, en el plazo de una semana, no atenua las medidas de seguridad en los aeródromos.
El director ejecutivo de Ryanair, Michael O'Leary recalcó que si las autoridades no revocan las actuales restricciones, el Gobierno facilitará a los terroristas "una victoria de relaciones públicas".
La Asociación de Pilotos de Aerolíneas Británicas (BALPA) también criticó al Ejecutivo por mantener unas medidas que consideran "sin sentido" y les afectan de igual manera que a cualquier pasajero.
Rigor y caos
El pasado 10 de agosto, el Gobierno impuso estrictas normas de seguridad en los aeropuertos, después de que la Policía abortara una supuesta conspiración terrorista para hacer estallar, con explosivos líquidos camuflados en el equipaje de mano, hasta diez aviones que iban a partir de Gran Bretaña con rumbo a los Estados Unidos.
Los rigurosos controles provocaron un caos en los aeropuertos, especialmente en las terminales de Londres, donde se cancelaron más de mil vuelos, al tiempo que esa confusión trastocó el funcionamiento normal de otros aeropuertos europeos.
Cuando después se rebajó el nivel de alerta antiterrorista de "crítico" (ataque inminente) a "grave" (ataque altamente probable), el Ejecutivo suavizó la seguridad, pero ésta continúa siendo más rigurosa que en el resto de Europa.
Tras levantarse la prohibición inicial de portar equipaje de mano, las autoridades sólo permiten ahora subir al avión un bagaje que no puede superar el tamaño de un maletín de un ordenador portátil, mientras limitan los líquidos que pueden llevarse a bordo.
Darling admitió hoy que "ha habido muchas molestias durante la última semana" como consecuencia del reforzamiento de la seguridad, pero subrayó que es importante encontrar el "equilibrio correcto" entre las exigencias de la seguridad y las necesidades del viajero.
Además, el ministro desmintió algunas informaciones referidas a la posible adición de un recargo a los billetes de avión para costear la mejora de la seguridad de los aeropuertos.
"El coste de la seguridad está sufragado por la industria (de la aviación). Siempre ha sido así y eso continuará", aseguró Darling.
Tras el caos aeroportuario acaecido debido a la operación policial que desarticuló la supuesta conspiración terrorista, la normalidad ha retornado en los últimos dos días a los aeropuertos británicos.
En el aeropuerto londinense de Heathrow, el más importante del Reino Unido, no se suspendió ningún vuelo ni se registraron retrasos significativos este sábado, cuando se operaron un total de 1.200 vuelos (salidas y llegadas) que transportaron a 172.000 pasajeros.
Entretanto, la Policía interroga a 23 personas -todos británicos y la mayoría de origen paquistaní- detenidas el 10 de agosto en varias redadas en Londres, Birmingham (centro de Inglaterra) y Buckinghamshire (cerca de la capital) en relación con la trama.
El pasado 10 de agosto, el Gobierno impuso estrictas normas de seguridad en los aeropuertos, después de que la Policía abortara una supuesta conspiración terrorista para hacer estallar, con explosivos líquidos camuflados en el equipaje de mano, hasta diez aviones que iban a partir de Gran Bretaña con rumbo a los Estados Unidos.
Los rigurosos controles provocaron un caos en los aeropuertos, especialmente en las terminales de Londres, donde se cancelaron más de mil vuelos, al tiempo que esa confusión trastocó el funcionamiento normal de otros aeropuertos europeos.
Cuando después se rebajó el nivel de alerta antiterrorista de "crítico" (ataque inminente) a "grave" (ataque altamente probable), el Ejecutivo suavizó la seguridad, pero ésta continúa siendo más rigurosa que en el resto de Europa.
Tras levantarse la prohibición inicial de portar equipaje de mano, las autoridades sólo permiten ahora subir al avión un bagaje que no puede superar el tamaño de un maletín de un ordenador portátil, mientras limitan los líquidos que pueden llevarse a bordo.
Darling admitió hoy que "ha habido muchas molestias durante la última semana" como consecuencia del reforzamiento de la seguridad, pero subrayó que es importante encontrar el "equilibrio correcto" entre las exigencias de la seguridad y las necesidades del viajero.
Además, el ministro desmintió algunas informaciones referidas a la posible adición de un recargo a los billetes de avión para costear la mejora de la seguridad de los aeropuertos.
"El coste de la seguridad está sufragado por la industria (de la aviación). Siempre ha sido así y eso continuará", aseguró Darling.
Tras el caos aeroportuario acaecido debido a la operación policial que desarticuló la supuesta conspiración terrorista, la normalidad ha retornado en los últimos dos días a los aeropuertos británicos.
En el aeropuerto londinense de Heathrow, el más importante del Reino Unido, no se suspendió ningún vuelo ni se registraron retrasos significativos este sábado, cuando se operaron un total de 1.200 vuelos (salidas y llegadas) que transportaron a 172.000 pasajeros.
Entretanto, la Policía interroga a 23 personas -todos británicos y la mayoría de origen paquistaní- detenidas el 10 de agosto en varias redadas en Londres, Birmingham (centro de Inglaterra) y Buckinghamshire (cerca de la capital) en relación con la trama.