LD (Agencias) La primera sesión de trabajo de la décimo novena reunión interministerial coreana que se celebra en la ciudad de Pusán, ha concluido marcada por la tensión y la disparidad de criterios sobre el lanzamiento en prueba de misiles norcoreanos de corto y largo alcance.
Aunque las dos delegaciones ya se reunieron en un ambiente más distendido de un banquete ofrecido en honor de los huéspedes del Norte, en la sesión de este miércoles se vislumbraron pocos signos de que la dictadura comunista quiera retornar al proceso de diálogo internacional abierto en 2003. El jefe de la delegación surcoreana y ministro de Unificación del Sur, Lee Jong-seok, trasladó al régimen norcoreano el recelo del Gobierno de Seúl y la comunidad internacional sobre esa prueba de misiles y pidió a Pyongyang que no haga nuevos lanzamientos.
El pasado cinco de junio, Corea del Norte lanzó siete misiles, uno de ellos intercontinental y el resto de medio y corto alcance, que cayeron sobre el Mar del Japón y que, según el régimen norcoreano, formaban parte de unas maniobras "rutinarias" de defensa.
En medio del ambiente de crispación existente en la reunión, Lee llegó a acusar al Norte de haber amenazado, con el lanzamiento de misiles, la propia seguridad de Corea del Sur y afirmó que ese tipo de acciones "van en contra de la reconciliación" de los dos países. Exigió a Corea del Norte el respeto de la moratoria para el lanzamiento de tales misiles suscrita por Pyongyang en 1999 y el retorno inmediato a las conversaciones sobre su programa nuclear.
Sin embargo, los norcoreanos reiteró que esa prueba de misiles forma parte de sus ejercicios militares ordinarios y que simplemente era una respuesta a las maniobras organizadas en el Pacífico por EEUU y sus aliados de la zona, entre ellos Japón y Corea del Sur. El responsable de la delegación, exigió en este sentido la suspensión de los ejercicios en la península y la eliminación de la ley anticomunista surcoreana, que vigila toda propaganda política relacionada con Corea del Norte .