LD (EFE) En el debate transmitido por la cadena de televisión italiana RAI, el opositor candidato Romano Prodi y el actual primer ministro, Silvio Berlusconi, se acusaron de adaptar a la realidad sus discursos. El primero denunció la imposibilidad de que su rival haga compatibles sus intereses políticos con el cargo de magnate de las telecomunicaciones. El mandatario se limitó a acusar que la alianza de partidos que apoyan a su contrario está dominada por el comunismo.
Ambos candidatos hablaron sobre inmigración, obras públicas, educación, conflicto de intereses entre empresarios y políticos, además de Irán y su polémico programa nuclear. Pero sobre todo, ambos hablaron de economía y de impuestos. Prodi reprochó a Berlusconi el estancamiento de la economía, que el año pasado no creció y prometió no subir los impuestos. El primer ministro defendió su gestión acusando a su rival de "demagogia" y de haber heredado una situación catastrófica del Gobierno de izquierdas que le precedió.
En cuanto a lo que harán si ganan las elecciones, Prodi dijo que bajará el déficit fiscal para lo cual gravará a los empresarios que fomenten el trabajo precario, al tiempo que perseguirá el fraude fiscal. Por su parte, Berlusconi dijo que su Gobierno continuará las reformas emprendidas en los cinco años y hará de Italia "un país moderno", a la vez que atacó a Prodi porque según él haría una nación menos competitiva.
En un momento dado, el primer ministro acusó a Prodi y a la izquierda de "estar difundido el pesimismo y el catastrofismo, suscitando el miedo en los italianos", a lo que el líder de la oposición respondió exigiéndole que no le insultase, que lo respetase y que, al fin, hablase de lo que interesa al país.