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Polonia decide quién será el sucesor de Kaczynski

Los polacos acuden a elegir al sucesor del fallecido Kaczynski en la primera vuelta de unos comicios que tienen lugar cuando todavía no se ha superado la trágica muerte del dirigente. Ahora, todo queda entre el euroescéptico y gemelo de aquel, Jaroslaw, y el presidente en funciones Komorowski.

El trauma generado a raíz de esto, sumado a las pérdidas humanas registradas en las inundaciones de principios de primavera, podría marcar el resultado final. El presidente en funciones, Bronislaw Komorowski, parte como favorito frente a su rival, el gemelo de Kaczynski y euroescéptico Jaroslaw.  

Ambos candidatos tienen dos cosas en común: son católicos conservadores y comparten pasado en las filas del movimiento Solidaridad que derrocó al régimen comunista en 1989. Pero ahí acaban los parecidos, porque Komorowski defiende una postura integradora con la Unión Europea a diferencia del ex primer ministro polaco, cuyo partido nacionalista Ley y Justicia ha logrado recortar no obstante la distancia que le separa de su rival apelando al espíritu de unidad nacional tras las catástrofes.

El remonte experimentado gracias a esta campaña obligará a Komorowski, según las últimas encuestas, a ratificar su victoria en una segunda vuelta, que tendrá lugar el próximo 4 de julio. Hasta entonces, el presidente en funciones podrá remachar en la opinión pública la imagen de "conciliador político" que tantos buenos frutos le ha proporcionado desde su llegada al poder, después de tan trágicas circunstancias.

La tragedia nacional

Lech Kaczynski falleció el pasado mes de abril junto con su esposa, Maria, y otras 95 personas al estrellarse el avión en el que viajaban cerca del aeropuerto de la ciudad rusa de Smolensk, donde tenían previsto participar en la conmemoración de la matanza de soldados polacos a manos de las tropas soviéticas en el bosque de Katyn durante la II Guerra Mundial, un símbolo de la opresión polaca durante la época de Stalin.

La tragedia sacudió todos los estamentos de poder en Polonia, porque a bordo también viajaban el gobernador del Banco Central polaco, Slawomir Skrzypek, el jefe del Estado Mayor del Ejército polaco, Franciszek Gagor, y el viceministro de Asuntos Exteriores, Andrzej Kremer. Y justo cuando el país comenzaba a experimentar indicios de recuperación moral, las inundaciones registradas en el sur de Polonia -que han dejado al menos 20 muertos y enorme coste material- han terminado de sembrar la tristeza en la población.

En este escenario, la figura de la Plataforma Cívica (PO) encabezada por Komorowski, y secundada por el primer ministro Donald Tusk, ha emergido como favorita al ser la "continuadora" de la línea política trazada por el fallecido presidente y "luchar por la continuidad de su legado", indicó el presidente del grupo de análisis internacional DemosEuropa, Pawel Swiebod. Las encuestas le conceden un 42 por ciento de intención de voto frente al 35 que conseguiría su rival, según una encuesta de TNS-OBOP, divulgada el pasado jueves.

Pase lo que pase, Tusk seguirá siendo el máximo responsable del rumbo político del país pero no hay que desdeñar la importancia de la figura del presidente, quien goza de capacidad de veto sobre determinadas leyes propuestas por el Ejecutivo, se encarga personalmente de nombrar a importantes altos cargos oficiales y goza de enorme influencia en el diseño de la política exterior y de seguridad nacional.

"El abuelito entrañable"

Frente a la población de edad avanzada y rural que apoya a Kaczynski, la candidatura de Komorowski cuenta con el respaldo de jóvenes votantes de extracto urbano y la sensación general de que Polonia debe progresar en su apuesta europea. Si Kaczynski sigue vivo en la carrera es gracias a su campaña "sorprendentemente discreta y amable", según los analistas, para tratarse del antaño polémico Kaczynski.

"Por ahora, Jaroslaw no está cediendo a las provocaciones de Plataforma Cívica y está haciendo de viejecito entrañable que quiere emplear la tragedia nacional del accidente para superar antiguas animadversiones y unir a la nación", estimó el miembro del grupo de estudios políticos Eurasia Group, Preston Keat. "Sus gafas de abuelita han contribuido a suavizar su imagen", añadió.

Con todo, "a la visión nacionalista, premoderna de Ley y Justicia se le está acabando el tiempo", opina Swiebod, "porque el país está atravesando un período muy intenso de modernización y cambio". "Esta puede ser la última oportunidad que podrían tener para reorientar el país de acuerdo con sus objetivos", agregó.

El candidato ha hecho buen uso de la simpatía de los polacos tras la muerte de su hermano y su cuñada, como lo hizo en sus visitas a las localidades afectadas por las inundaciones.

"Un infierno político"

Tusk, las elecciones de 2005 ante Lech Kaczynski, asegura que una victoria de Jaroslaw sería "un infierno político" porque continuaría con la política de veto sistemático impuesta por su fallecido hermano y que ha sufrido en sus carnes el primer ministro en numerosas ocasiones, al margen de que condicionaría enormemente el resultado de las elecciones parlamentarias del año próximo. El triunfo de Jaroslaw convertiría automáticamente la sede presidencial en el "cuartel general electoral" de Ley y Justicia.

Komorowski, por su parte, se ha comprometido a trabajar cordialmente con el Gobierno Tusk. No obstante, desde su entorno se lamenta que los compromisos derivados de su actual régimen de pluriempleo -es tanto presidente en funciones como presidente del Parlamento-, le hayan impedido concentrarse en la campaña electoral como es debido.

Plataforma Cívica espera, no obstante, que el buen rumbo económico del país garantice a Komorowski el triunfo. Polonia es el único miembro de la Unión Europea que no ha evitado la recesión generalizada del año pasado.

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