L D (EFE) La participación en el referéndum alcanzó un 58,8 por ciento, la mayor desde los primeros comicios democráticos tras la caída del comunismo en 1989, y con ello se supera la barrera del 50 por ciento que la Constitución exige para que el resultado sea vinculante. Los votos a favor, según los primeros sondeos, superan el 80 por ciento (81,7), mientras los votos en contra se quedan el 18,3.
"A partir de hoy ya somos ciudadanos de Europa, a partir de hoy somos tan polacos como europeos, Europa es tan nuestra como de otros", dijo el primer ministro, Leszek Miller, al hacer la primara valoración de los pronósticos. "Me siento orgulloso porque soy el primer relevo de la nueva etapa de Polonia en la Unión Europea", añadió. El jefe del estado polaco reconoció y agradeció la ayuda que han brindado a Polonia en este proyecto el Papa Juan Pablo II, "que tanto nos ha animado alentándonos y también advirtiéndonos de los problemas y dificultades", la Iglesia católica y "todos los amigos de Europa que nos han apoyado y animado".
El éxito del referendo dependía tanto de que los electores votaran a favor de la adhesión como de que una mayoría de ellos acudiera a las urnas. Hasta el último momento los defensores del "sí" temieron que una baja participación hiciera fracasar el proyecto, pues en la primera jornada del referendo (organizado a lo largo de todo el fin de semana para facilitar el voto) sólo acudió un 17,61 de los inscritos, pero al final de los dos días se llegó a un 58,8.
"A partir de hoy ya somos ciudadanos de Europa, a partir de hoy somos tan polacos como europeos, Europa es tan nuestra como de otros", dijo el primer ministro, Leszek Miller, al hacer la primara valoración de los pronósticos. "Me siento orgulloso porque soy el primer relevo de la nueva etapa de Polonia en la Unión Europea", añadió. El jefe del estado polaco reconoció y agradeció la ayuda que han brindado a Polonia en este proyecto el Papa Juan Pablo II, "que tanto nos ha animado alentándonos y también advirtiéndonos de los problemas y dificultades", la Iglesia católica y "todos los amigos de Europa que nos han apoyado y animado".
El éxito del referendo dependía tanto de que los electores votaran a favor de la adhesión como de que una mayoría de ellos acudiera a las urnas. Hasta el último momento los defensores del "sí" temieron que una baja participación hiciera fracasar el proyecto, pues en la primera jornada del referendo (organizado a lo largo de todo el fin de semana para facilitar el voto) sólo acudió un 17,61 de los inscritos, pero al final de los dos días se llegó a un 58,8.