Perú y la incógnita de futuro
Dos semanas después de las elecciones municipales, en las que aún no hay vencedor para Lima, Perú ha iniciado un nuevo proceso que durará unos seis meses: la campaña electoral para las presidenciales. La duda es si se seguirá un camino que ha traído crecimiento o buscará nuevos horizontes.
Aunque parezca mentira, Lima aún no tiene alcalde pese a que las elecciones fueron hace ya dos semanas. Los representantes de los dos partidos con posibilidades, el conservador PPC y el izquierdista Fuerza Social, han sido muy escrupulosos a la hora de defender sus votos y el propio Organismo de Procesos Electorales (ONPE) ha "observado" varias actas por algunas irregularidades. Básicamente, es eso lo que ha retrasado la publicación del resultado final.
Sin embargo, esto no parece haber frenado el ritmo político en el Perú y por el contrario éste se ha activado con la presentación de algunos actores que serán clave en los próximos meses durante la larga campaña electoral para los comicios presidenciales a celebrarse en abril de 2011. Ese mes, el país decidirá lo que quiere en el futuro: mantener una política económica ordenada que le ha permitido un crecimiento sostenido -con un 9,22% en agosto y un 6.47% en los últimos 12 meses- o comenzar a mirar hacia otros horizontes.
Una de las grandes dudas es saber si el Perú imitará los probables resultados de Lima, donde la candidata de la izquierda, Susana Villarán, se perfila como próxima alcaldesa de la capital, o por el contrario preferirá seguir con ideas similares a las de Toledo o García en los últimos 10 años que han mantenido la misma política económica. Algunos expertos creen que cambiar podría ser algo peligroso pero otros apuntan a que más bien se tratará de una izquierda "moderada", más cercana a la de Michelle Bachelet en Chile o de Lula da Silva en Brasil.
Comienza la danza de las encuestas
Aunque se suelen hacer casi de manera mensual, esta vez las encuestas comienzan a tener un interés diferente sobre todo porque ya han pasado las elecciones municipales y se acercan ahora las presidenciales. Desde ya hace varios meses, se sabe que los dos candidatos "fuertes" serán Luis Castañeda Lossio, alcalde saliente que se retira con casi el 80% de aceptación, algo inédito en el Perú, y Keiko Fujimori, hija del ex presidente condenado hoy a 25 años de cárcel por crímenes de lesa humanidad, y cuya idea principal -y casi única- es liberar a su padre.
Según la encuesta publicada este domingo por el diario El Comercio, Castañeda encabeza las intenciones de voto con un 24% de las preferencias, es decir una subida de tres puntos con respecto al pasado estudio. Esta mejora le permite superar a Keiko Fujimori que ocupa el segundo puesto con un 23%. La sorpresa llega con el tercer lugar del ex presidente Alejandro Toledo (2001-2006) con un 16%, lo que para muchos representa una cifra importante para encarar estos meses de campaña ya que por ahora ni siquiera ha confirmado que será candidato, aunque muy pocos lo dudan a estas alturas. En cuarta posición está el líder del Partido Nacionalista Peruano (PNP), Ollanta Humala con el 11% y aunque parece que no tiene posibilidades, aún puede ser muy peligroso en especial si logra apoyos "bolivarianos" en la región. Su gran suerte es que la izquierda podría "despejarse" de rivales en el caso de que Susana Villarán sea proclamada alcaldesa de Lima, una posibilidad cada vez más cercana.
Aunque aparentemente estos cuatro serán los grandes protagonistas de las elecciones, no hay que olvidar otros actores como por ejemplo Lourdes Flores Nano, la gran perdedora de los últimos comicios de hace dos semanas (o por lo menos es lo que parece) que dijo que se retiraría de la política en el caso de no ser elegida, un extremo que podría no cumplir para lanzarse a la presidencia considerando que tiene un buen 37% a nivel Lima, lo que representa casi la mitad de los electores del país. Además, habrá que estar atentos al partido del presidente Alan García, el APRA, ya que no tendrá un candidato capaz de ganar pero que domina toda la maquinaria estatal, un detalle que bien podría empujar a alguno a la victoria en las elecciones, tal y como ocurrió en 1990 cuando lanzaron una campaña de miedo y desprestigio contra Mario Vargas Llosa que finalmente logró tumbar su candidatura y elevar a lo más alto a un entonces desconocido Alberto Fujimori.
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