LD (Agencias) En la declaración que prestaron a los magistrados que instruyen el sumario de su secuestro, Simona Torretta y Simona Pari afirmaron que nunca vieron el rostro de sus captores desde que el siete de septiembre fueran secuestradas en Bagdad. Salvo en los últimos días, las dos mujeres siempre tuvieron el rostro cubierto durante su cautiverio, que se desarrolló en un único recinto.
El relato que han hecho a los magistrados incluye la afirmación de que fueron tratadas con educación y respeto por sus captores, quienes les enseñaron algunos preceptos de la religión islámica y que al final del secuestro les pidieron perdón. Incluso los secuestradores regalaron a las cooperantes una caja con dulces, la misma con la que Simona Pari aparece en las imágenes transmitidas por la cadena de televisión qatarí Al-Yazira y que revelan el momento en que ambas mujeres son entregadas al responsable de la Cruz Roja Italiana, Maurizio Scella, quien las acompañó de regreso a Roma poco después.
En su relato, "Las dos Simonas" explicaron que la "célula terrorista" que asaltaron la sede bagdadí de la organización no gubernamental "Un puente para..." estaba integrada por entre diez y quince hombres encapuchados y bien armados, que carecían de una lista de nombres y fotografías de los voluntarios por lo que tuvieron que preguntar a todos y al final se llevaron a las dos italianas y a dos colaboradores iraquíes, también liberados. Torretta afirmó que "ha habido momentos en los que hemos tenido miedo a morir, pero en otros nos reíamos entre nosotras" y agregó que los secuestradores comprendieron el trabajo humanitario que realizaban en Bagdad "y desde ese momento nuestra relación mejoró. Es gente que nos ha tratado con respeto y dignidad".