L D (Agencias) En un momento en el que la cuestión palestina está más empantanada que nunca, Israel, Egipto, Jordania y la Autoridad Nacional Palestina se reúnen en Sharm el Sheij en busca de fórmulas que permitan salir de atolladero.
Nada más empezar la cumbre cuatripartita, el primer ministro israelí hizo un controvertido anuncio: la liberación de 250 presos palestinos de Al Fatah. Tras el golpe de Estado islámico de Hamas en la Franja de Gaza, el objetivo de Ehud Olmert ha sido asistir a la moribunda Autoridad Nacional Palestina con el fin de enfrentarse juntos la amenaza islámica.
Sin embargo, la ambigüedad mostrada por Al Fatah en estos años y su comprobada capacidad desestabilizadora a través del terrorismo deberían exigir más cautela por parte del primer ministro israelí.
Con todo, Olmert matizó que esos 250 presos palestinos de Al Fatah que piensa liberar serán los "que no tengan las manos manchadas de sangre". En esta línea, también, prometió destensar las relaciones con Cisjordania y facilitar el traslado de los familiares de un territorio a otro.
¿Por qué ese cambio? Porque, en su opinión, el nuevo Gabinete de Abú Mazen "que reconoce la existencia del estado de Israel y no incluye elementos terroristas, es el gobierno que nosotros (Israel) por nuestra parte reconocemos".
Asimismo, el primer ministro de Israel avanzó algunos detalles de una serie de medidas económicas que se pondrán en marcha para desbloquear los fondos retenidos de los impuestos correspondientes a la ANP –tal y como se había anunciado la semana pasada-, con lo que "los habitantes de Cisjordania palparán los cambios que se harán en ese territorio".
En suma, Ehud Olmert prometió acelerar las negociaciones que lleven a la creación de un estado palestino que viva en paz junto a Israel.
El presidente Hosni Mubarak, que abrió la cumbre, dijo que en sus entrevistas bilaterales previas a la cumbre coincidió con sus interlocutores en "apoyar la legitimidad de Abú Mazen y la unidad de los territorios palestinos", en alusión, esto último, a la práctica ruptura entre una Cisjordania controlada por la ANP y una Gaza en manos de Hamás.
También dijo que él planteó la necesidad de "contener las consecuencias humanitarias que sufren los habitantes de la Franja de Gaza".
Por su parte, Abdalá II, monarca de Jordania, recalcó que el "camino de la paz es claro, y que el de la violencia también lo es", por lo que- según él- "debemos permanecer por la senda de la paz, sobre la base del respeto verdaderos".
El último en hablar en la sesión de apertura fue Mazen, que anunció que "trabajaremos con el Gobierno de Ehud Olmert y la comunidad internacional para aliviar el sufrimiento de los habitantes de Gaza", dando a entender que no van a dejarlos abandonados pese a estar gobernados por Hamas.