Egipto "no volverá a ser el mismo" tras la marcha del presidente Hosni Mubarak, aseguró el presidente de EEUU, Barack Obama. Dijo que pese a todo esa renuncia "no significa el fin de la transición, sino el comienzo".
Obama efectuó una declaración en el vestíbulo de la Casa Blanca acerca del desarrollo de los acontecimientos en Egipto, horas después de que se anunciara en El Cairo la marcha de Mubarak y su entrega del poder a los militares.
Un Obama serio, quizás en reconocimiento de que ahora la gran incógnita es quién se hará cargo definitivamente del país, advirtió que el proceso no será fácil y aún quedan "días difíciles por delante".
Lo que se ha visto en el proceso desarrollado a lo largo de las últimas dos semanas "a un paso cegador", explicó el presidente estadounidense, ha sido "el poder de la dignidad humana" y la "fuerza moral de la no violencia".
Los egipcios, consideró, "nos han inspirado al demostrar que es mentira que la justicia se consigue con violencia". Este pueblo se ha impuesto por la fuerza que imparte "la no violencia, el no recurso al terrorismo o a los asesinatos descabellados".
En la revolución pacífica comenzada el 25 de enero en la plaza cairota de Tahrir, señaló el presidente estadounidense "no podemos sino escuchar los ecos de la historia", de episodios como la caída del Muro de Berlín o la lucha por la independencia india de Gandhi, "llevándonos por el camino de la justicia".
El mundo entero, aseguró, "está tomando nota" de lo que ocurre en Egipto, donde los manifestantes de la plaza Tahrir, señaló, "han cambiado el país y, de hecho, el mundo".
Ahora el estamento militar debe garantizar que la transición se desarrolla de modo legítimo e irreversible, mediante consultas con una amplia gama de la sociedad civil y el levantamiento de la ley de emergencia.
Antes de hacer la declaración, Obama se reunió con su equipo de seguridad nacional en la Sala de Incidencias de la Casa Blanca, en su segundo encuentro del día para tratar sobre el desarrollo de los acontecimientos en Egipto.
El presidente estadounidense había recibido la noticia de la marcha de Mubarak hoy durante una reunión en el Despacho Oval, cuando uno de sus ayudantes le pasó una nota para informarle. También siguió por televisión la reacción de júbilo en las calles de El Cairo tras el anuncio.
Según indicó la Casa Blanca, no habló en ningún momento a lo largo del día con Mubarak o ningún líder de la región.
Mientras se encontraba reunido el consejo de seguridad nacional, las autoridades militares estadounidenses mantenían intensos contactos con sus pares egipcios, con los que mantienen fuertes lazos.
En su rueda de prensa diaria, el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, quiso lanzar un llamamiento a la tranquilidad. "No hay que temer a la democracia", consideró Gibbs, quien indicó que "tenemos por delante muchos días para determinar cuál es el paso siguiente".
Sí indicó que el proceso de transición debe ser incluyente y contar con una amplia gama de representantes de la sociedad civil y los grupos políticos. "Está claro que el deseo de cambio proviene de un amplio espectro de la sociedad egipcia, no es una única ideología la que domina", remarcó Gibbs.
Sea cual sea el Gobierno resultante, puntualizó, "seguiremos insistiendo en los derechos humanos que nos son tan queridos". También EEUU insistirá, aseguró, en que Egipto respete los acuerdos internacionales suscritos, y mencionó en particular los acuerdos de paz de Camp David con Israel.
En el Congreso, tanto demócratas como republicanos emitieron comunicados para destacar la urgencia de que, una vez termine la euforia, el Gobierno de Egipto comience el proceso de transición.
El senador republicano y ex candidato presidencial, John McCain -el único que había pedido abiertamente la dimisión de Mubarak- dijo que su salida "debe ser el comienzo y no el fin" y que un Gobierno de transición debe incluir a los partidos y movimientos pro-democracia. Es evidente que los temores a un ascenso al poder de los Hermanos Musulmanes están presentes en las manifestaciones de unos líderes y otros.
La presidenta del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, Ileana Ros-Lehtinen, señaló por su parte que, para comenzar, las autoridades deben revocar las leyes de emergencia.