El tráfico ferroviario en Francia se ve afectado este lunes por la anulación de aproximadamente la mitad de los trenes previstos, mientras que las refinerías continúan bloqueadas por el movimiento de protesta contra la reforma de las pensiones.
Los movimientos sindicales de bloqueo de las refinerías, que comenzaron el pasado viernes, continuaron este lunes pese a las advertencias del Gobierno de que las abrirán aunque sea por la fuerza.
Las diez centrales del país continúan con problemas mientras un buen número de gasolineras empiezan a sentir los efectos de la escasez de combustible. El primer ministro, François Fillon, advirtió anoche de que no aceptaría la parálisis del país con movimientos sindicales.
En la refinería de Grandpuits, a las afueras de París, tres trabajadores fueron obligados a ir a sus puestos bajo pena de cárcel, según los sindicatos, que bloquearon los accesos a la central y acusaron al Gobierno de querer impedir el derecho de huelga.
Mientras, los ferroviarios continuaron con los paros que obligaron a la empresa nacional de trenes a suspender la mitad de los previstos para hoy. Los paros afectan de forma desigual a los trenes internacionales, indicó la empresa.
Los transportes públicos de París, sin embargo, funcionan con normalidad con excepción de una línea de cercanías. A las protestas se sumaron hoy los camioneros, que multiplican las acciones de bloqueo de la circulación a lo largo de todo el país, lo que está causando numerosos atascos en puntos estratégicos.