Siria ha vivido este viernes una nueva jornada de protestas ciudadanas, enmarcadas dentro de la corriente que se ha extendido en los últimos meses por muchos países árabes, y que se iniciasen en Túnez. La misma ha concluido con al menos 44 muertos, de los que 19 son policías y 25 son civiles.
La gran mayoría de las víctimas se han producido en la localidad meridional de Deraa. Allí, las Fuerzas de Seguridad siria han reprimido con disparos una nueva marcha contra el Gobierno de Bashar al Assad, lo que ha causado la muerte de al menos 17 personas.
Los manifestantes antigubernamentales han prendido fuego a una oficina del partido gobernante Baaz y han destruido una estatua de piedra de Basil al Assad, hermano fallecido del presidente Bashar al Assad, en esta ciudad. Al final de la misma, varios grupos armados han matado a 19 policías, según recoge Reuters de la televisión estatal siria.
El activista y abogado Haizam Maleh ha asegurado a Efe que la mayoría de las ciudades de Siria son escenario de protestas pacíficas contra el régimen de Bachar al Asad, y que las mismas están siendo duramente reprimidas por las fuerzas del orden.
En conversación telefónica desde Damasco, Maleh indicó que además de 17 muertos en Deraa ha habido al menos otros 8 muertos en distintas localidades de los alrededores de Damasco. "La policía y los agentes secretos disparan directamente a los manifestantes", denunció el activista.
Por su parte, el expreso político Yasir Hach Saleh aseguró también a Efe que "las manifestaciones se han generalizado en la mayoría de las ciudades del país". Entre los lugares en los que se celebran protestas, Saleh citó las ciudades costeras de Latakia y Tartus, Homs, al norte de Damasco, y la ciudad septentrional de Kameshli.