(Libertad Digital) El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero no solo no ha querido reconocer la crisis diplomática provocada por Marruecos tras la visita de Don Juan Carlos y Doña Sofía a Ceuta y Melilla sino que se ha afanado por intentar reconducir a la desesperada las relaciones bilaterales.
Así las cosas, el regreso del embajador marroquí en Madrid, Omar Azziman, “llamado a consultas” por un tiempo “indefinido” el pasado 2 de noviembre por el régimen de Mohamed VI, es uno de los principales objetivos del ministro español. Y para ello, todos los gestos, da igual si se abandona en algún punto el principio de respeto que se debe a cualquier país soberano, son válidos.
Moratinos, en estas circunstancias, realiza un viaje de horas a Rabat pues está previsto que regrese por la tarde para recibir a las cooperantes española y argentina de Médicos sin Fronteras que fueron liberadas ayer en Somalia después de una semana de cautiverio.
Respecto a la visita del jefe del ministro de Exteriores español, fuentes diplomáticas marroquíes, describieron el encuentro entre Moratinos y Fassi-Fihri como una “reunión de trabajo”. Habrá que esperar para saber cuál será el contenido de las conversaciones aunque si se partiese de la posición marroquí a juzgar por las declaraciones del ministro de Comunicación y portavoz del Gobierno marroquí en noviembre, la solución pasaría por la apertura de un diálogo sobre los territorios soberanos españoles, Ceuta y Melilla.
El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, de momento, no se ha mostrado dispuesto a introducir “temas nuevos” respecto a Ceuta y Melilla, cuestión clave en la integridad territorial de España.