Seguro que ahora están mucho más tranquilos en Quito, porque de todos es conocida la eficacia del arsenal diplomático europeo que moviliza el Reino de España.
Sería bonito que ese mismo arsenal diplomático se utilizara para defender a las mujeres policía españolas, o para protestar por las lapidaciones en Irán, o para interesarse por la limpieza de las elecciones de Venezuela, o para preguntar qué pasó con los venezolanos que votaron hace años en contra de Chávez en el referéndum. O tal vez para preguntar por los intereses de las empresas españolas en Ecuador, cuya excelente gestión presidencial seguramente conseguirá los mismo que consiguieron muchos de sus predecesores: que los echen a patadas antes de terminar sus mandatos.
Pues apañado va Ecuador con Moratones. Nuevamente nuestra diplomacia haciendo el ridículo más espantoso, con un diplomático que va de farol. Cuando se trata de un país pobre allí está supermoratones. ¿Y qué hay del sátrapa de Marruecos, o de la afrenta de Gibraltar a la Guardia Civil? Eso ya es otra cosa, ¿eh?.