LD (Beatriz Meza) "El Makhzén" mantiene su campaña de acoso contra los jóvenes saharuis de las zonas ocupadas por Marruecos, que estos días celebran el trigésimo cuarto aniversario del nacimiento del Frente Polisario y el desencadenamiento de la revolución pacífica o lo que también llaman intifada saharaui. Esta especie de "intifada" la impulsaron las nuevas generaciones de El-Aiún, hace sólo dos años, como respuesta a la pérdida del miedo de la población saharaui ante tanta tortura y represión. Desde el 10 de mayo, fecha que evoca el nacimiento del Polisario, los saharuis inundan las calles de los territorios bajo ocupación enarbolando banderas de la República Árabe Saharaui Democrática, y coreando consignas sobre el derecho legítimo de los saharauis a la autodeterminación, aún sabiendo el precio que deberán pagar.
Esas protestas, reprimidas con dureza por las fuerzas de seguridad marroquíes han tenido un resultado de lo más siniestro: docenas de detenciones diarias y brutales palizas utilizando todo tipo de instrumentos, desde porras provistas de pinchos hasta gases lacrimógenos. Un claro dislate, que viene a ser la continuación de la oleada de represión que jóvenes marroquíes, promovidos por los servicios secretos, iniciaron a principios de este mes contra estudiantes saharauis de las universidades del régimen y que provocó multitud de heridos, entre los que se encuentra una joven de veinte años, a la que le sacaron un ojo.
Las autoridades continúan con su política intervensionista mediante saqueos a habitaciones universitarias y casas donde residen los saharauis y sus familiares. Un hecho sin precedentes, explica Brahim Dahan, defensor de los derechos humanos en el Sáhara, que poco le favorece a Marruecos en plenas vísperas de las negociaciones entre el Polisario y el Gobierno alauita, y que se desarrollará bajo los auspicios de la ONU entre el 2 y el 15 de junio.
Según Brahim Dahan, el régimen de Mohamed VI urdió esta campaña de violencia contra los saharauis, "ante el temor de las múltiples manifestaciones a favor de la independencia, y del Polisario y tras el fracaso de su plan para el Sáhara en las Naciones Unidas". Eso sí, matiza, el Gobierno marroquí, para no dañar su imagen, utilizó como cabeza de turco a estudiantes marroquíes, en su mayoría fracasados y de corte radical, para impulsar una violencia nacionalista, inducida y no espontánea, "con la que no comulgan los estudiantes marroquíes, al menos en lo que se refiere al Conflicto del Sáhara Occidental".
Añade Omar Busen, representante de los territorios ocupados en Canarias, que "entre los estudiantes saharauis y los marroquíes siempre ha existido una buena convivencia", y que los jóvenes marroquíes que atizan, sin medida, a la población saharaui "pertenecen a un grupo de quince y treinta años de edad, que no acuden a las clases y que son adiestrados por el comisario de cada universidad para controlar al Polisario y a los integristas".