Hace 23 días, un grupo de estudiantes comenzó una huelga de hambre frente a la sede de la Organización de Estados Americanos (OEA) para exigir al gobierno de Hugo Chávez que permitiera la visita del secretario general del organismo, José Miguel Insulza, y de la comisión de Derechos Humanos para que comprobaran la situación de los presos políticos en Venezuela.
Tres semanas después, los jóvenes han dado por terminada la huelga: "Como el Gobierno dio señales de respuesta a todas nuestras exigencias, en este momento se levanta la huelga de hambre dando una señal de cumplimiento a nuestra palabra", anunció el líder del grupo, Lorent Saleh. Sin embargo, ya hay algunas voces que dudan de las supuestas intenciones de Chávez y más bien creen que se trata de una maniobra para buscar lavar su imagen hacia el exterior y los países que observan de cerca estos acontecimientos. El gobierno siempre ha negado la existencia de presos políticos y este paso podría ser un reconocimiento. Para muchos, demasiado bueno para ser verdad.
Dos días antes, este colectivo recibió el apoyo del alcalde metropolitano de Caracas y precandidato opositor para las elecciones presidenciales de 2010, Antonio Ledezma. Este recordó que él también recurrió a la huelga de hambre en julio de 2009 y dijo que quienes han asumido esa forma de protesta "están defendiendo la Constitución nacional". Añadió que "esta lucha merece el respaldo de todos, aunque sea espiritual, una oración, porque es una lucha cívica con propósitos muy loables que merece el reconocimiento de los venezolanos y de la comunidad internacional".
Por supuesto que el oficialismo en la Asamblea Nacional (AN) ha aprovechado la coyuntura para anotarse la victoria de este final de la huelga de hambre. La presidenta de la Comisión de Política Interior, obviamente miembro del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), dijo que "quedó demostrado que el Gobierno tiene la voluntad y capacidad de atender a través del diálogo y el respeto cualquier conflicto". Lo que no dijo es que con esto aceptaba la existencia de presos políticos en el país. El propio presidente de la AN, Fernando Soto Rojas, señaló que la huelga culminó gracias a "la política de diálogo que se está implementando".
El acuerdo llegó después del pacto entre los estudiantes y el ministro de Interior y Justicia, Tareck El Aissami para revisar varios de los casos denunciados, los procesos judiciales de los presos políticos así como el estado de salud de todos ellos. Tras llegar a esa solución, Saleh apuntó que "esperemos que este sea el inicio de la gran Operación Libertad, que aún no ha terminado (...) que el ministro El Aissami cumpla su palabra".
Provocación del oficialismo
Sólo unas horas antes del acuerdo alcanzado, jóvenes chavistas intentaron instalar una barbacoa ante los universitarios que mantenían aún la huelga de hambre, lo que provocó algunos altercados sin consecuencias. Acompañantes de los huelguistas arrebataron a los oficialistas que participaron en la acción algunos trozos de carne y se los lanzaron al rostro en rechazo a lo que llamaron una provocación.
Los altercados se repitieron cuando los chavistas dieron declaraciones a los periodistas en las que aseguraban que su única intención era debatir con los huelguistas, pero el asunto no pasó a mayores. El estudiante opositor Lorent Saleh dijo que la iniciativa de los chavistas no los afectó: "Si quieren una parrilla, que la hagan. Venezuela es libre. Aquí somos serios y no nos afecta este tipo de ridiculeces y provocaciones".