L D (EFE) En la mira de la oposición y sobre todo de Jefferson está José Dirceu, articulador político del PT desde hace dos décadas, ministro jefe de gabinete y uno de los hombres más cercanos a Lula, al punto de ser considerado su "mano derecha".
Lula evitó hablar este jueves sobre el asunto y no confirmó pero tampoco negó que estudie una reforma ministerial. "Vamos a ver que hace (Carlos Alberto) Parreira", el técnico de la selección de fútbol, dijo Lula a periodistas como toda respuesta a preguntas directas sobre el gabinete y la situación de Dirceu, quien estaba a su lado y sólo apuntó que él no es "tan importante".
Según Jefferson, Dirceu sabía de los sobornos en el Parlamento, no hizo nada para impedirlos y ordenó a la agencia de inteligencia del Gobierno que fraguara un vídeo en el que se involucra al líder laborista en asuntos de corrupción en Correos. Jefferson hizo la denuncia públicamente el martes pasado en el Congreso y, aunque confesó no tener pruebas, son muchos los que le creen, incluso dentro del propio PT. No obstante, fuentes políticas consultadas por Efe dijeron que Lula cree que "no es momento de distanciarse de Dirceu", justamente porque ahora es el principal blanco de la oposición.
El momento sería en julio próximo, cuando el Congreso entre en receso y el clima político se aplaque, añadieron. Pero la oposición no da tregua y hoy el alcalde de Río de Janeiro, César Maia, que aspira a ser candidato del derechista Partido del Frente Liberal en las presidenciales del año próximo, exigió la salida de Dirceu. "Si el ministro sigue, el presidente lo autoriza. Este mar de lama está en la antesala de la Presidencia y a punto de entrar por debajo de la puerta al despacho de Lula", declaró Maia. Suscribió así palabras del propio Jefferson, quien advirtió en el Congreso de que Dirceu "puede convertir a Lula en un reo".
En la reforma que Lula prepara y que este miércoles discutió con varios ministros estaría prevista la salida de Dirceu y de los titulares de Previsión Social, Romero Jucá, acusado de corrupción, y Coordinación Política, Aldo Rebelo. Fuentes políticas dijeron que también saldrían otros ministros para abrir espacios a partidos menores de los que el Gobierno precisa para equilibrarse en la crisis. Pero quien permanecerá en el cargo, según portavoces del PT, es Henrique Meirelles, presidente del Banco Central, acusado de fraude fiscal y muy vinculado a los mercados financieros. "No es hora de contrariar a los mercados", dijo un miembro del PT.
La reforma ministerial que parece avecinarse en realidad estaba prevista para junio del año pasado, pero desde entonces Lula la postergó sin aclarar nunca por qué. En febrero parecía todo a punto, pero la derrota del PT en la elección del presidente de la Cámara de Diputados y presiones del elegido para ese cargo, el conservador Severino Cavalcanti, llevaron la reforma a punto muerto. Jefferson dijo haberle contado a Lula de los sobornos en enero; aseguró que el presidente acabó con ellos y atribuyó la victoria de Cavalcanti a que "no hubo más dinero y el Congreso sufrió un síndrome de abstinencia".
El PT organizaba este jueves un "acto nacional en defensa del partido y la democracia" convocado para repudiar las acusaciones de Jefferson "con respaldo popular". El acto será este viernes, frente a la sede del partido en Sao Paulo, y supondrá una auténtica prueba de fuego para la formación socialista, pues servirá para calibrar si su poder de convocatoria ha sido afectado o no por los escándalos.
Lula evitó hablar este jueves sobre el asunto y no confirmó pero tampoco negó que estudie una reforma ministerial. "Vamos a ver que hace (Carlos Alberto) Parreira", el técnico de la selección de fútbol, dijo Lula a periodistas como toda respuesta a preguntas directas sobre el gabinete y la situación de Dirceu, quien estaba a su lado y sólo apuntó que él no es "tan importante".
Según Jefferson, Dirceu sabía de los sobornos en el Parlamento, no hizo nada para impedirlos y ordenó a la agencia de inteligencia del Gobierno que fraguara un vídeo en el que se involucra al líder laborista en asuntos de corrupción en Correos. Jefferson hizo la denuncia públicamente el martes pasado en el Congreso y, aunque confesó no tener pruebas, son muchos los que le creen, incluso dentro del propio PT. No obstante, fuentes políticas consultadas por Efe dijeron que Lula cree que "no es momento de distanciarse de Dirceu", justamente porque ahora es el principal blanco de la oposición.
El momento sería en julio próximo, cuando el Congreso entre en receso y el clima político se aplaque, añadieron. Pero la oposición no da tregua y hoy el alcalde de Río de Janeiro, César Maia, que aspira a ser candidato del derechista Partido del Frente Liberal en las presidenciales del año próximo, exigió la salida de Dirceu. "Si el ministro sigue, el presidente lo autoriza. Este mar de lama está en la antesala de la Presidencia y a punto de entrar por debajo de la puerta al despacho de Lula", declaró Maia. Suscribió así palabras del propio Jefferson, quien advirtió en el Congreso de que Dirceu "puede convertir a Lula en un reo".
En la reforma que Lula prepara y que este miércoles discutió con varios ministros estaría prevista la salida de Dirceu y de los titulares de Previsión Social, Romero Jucá, acusado de corrupción, y Coordinación Política, Aldo Rebelo. Fuentes políticas dijeron que también saldrían otros ministros para abrir espacios a partidos menores de los que el Gobierno precisa para equilibrarse en la crisis. Pero quien permanecerá en el cargo, según portavoces del PT, es Henrique Meirelles, presidente del Banco Central, acusado de fraude fiscal y muy vinculado a los mercados financieros. "No es hora de contrariar a los mercados", dijo un miembro del PT.
La reforma ministerial que parece avecinarse en realidad estaba prevista para junio del año pasado, pero desde entonces Lula la postergó sin aclarar nunca por qué. En febrero parecía todo a punto, pero la derrota del PT en la elección del presidente de la Cámara de Diputados y presiones del elegido para ese cargo, el conservador Severino Cavalcanti, llevaron la reforma a punto muerto. Jefferson dijo haberle contado a Lula de los sobornos en enero; aseguró que el presidente acabó con ellos y atribuyó la victoria de Cavalcanti a que "no hubo más dinero y el Congreso sufrió un síndrome de abstinencia".
El PT organizaba este jueves un "acto nacional en defensa del partido y la democracia" convocado para repudiar las acusaciones de Jefferson "con respaldo popular". El acto será este viernes, frente a la sede del partido en Sao Paulo, y supondrá una auténtica prueba de fuego para la formación socialista, pues servirá para calibrar si su poder de convocatoria ha sido afectado o no por los escándalos.