L D (EFE) "Nuestros jóvenes cometerán ataques suicidas a lo largo y ancho de Pakistán si el régimen de Musharraf impide el cumplimiento de las leyes islámicas", advirtió el responsable de la Mezquita Roja de Islamabad, el clérigo radical Abdul Aziz, en su sermón del viernes.
El sistema judicial paralelo anunciado por Aziz está integrado por una corte de diez "muftis" (intérpretes de la "sharia", la ley islámica) que se pronunciarán sobre las disputas siguiendo "los mandatos islámicos".
No es la primera vez que los radicales forman su propio tribunal ajeno a los oficiales, ya que este sistema existe en lugares como Malakand, en la zona tribal cercana a la frontera con Afganistán, donde fue establecido por el líder pro-talibán Mufti Muhammad.
Sí es, sin embargo, la primera vez que se establece en el corazón de la capital federal de Pakistán, en un claro desafío a la autoridad del general Musharraf, defensor del Islam moderado.
El clérigo Abdul Aziz, que ante miles de fieles anunció el establecimiento de este tribunal en la "Lal Masjid" (Mezquita Roja) de Islamabad, está directamente inspirado por el líder de la red Al Qaeda, Osama ben Laden.
El padre de Aziz, Mohammad Abdulá, era a su vez clérigo, gran defensor de los talibanes y seguidor de Bin Laden, con el que mantuvo frecuentes reuniones hasta que fue asesinado, en 1998, en la propia Mezquita Roja.
Los sermones de Abdulá eran populares entre los miembros del Ejército y la burocracia, y a menudo lanzaba mensajes en favor de la Yihad (guerra santa).
Su legado lo recogieron sus hijos, Abdul Aziz y Abdur Rashid Gazi, que en los últimos años han proseguido con sus llamamientos religiosos radicales a través de la Mezquita Roja y la "Jamia Fareedia", la mayor madrasa (escuela coránica) de Islamabad, también a su cargo.
La Mezquita Roja ha sido en los últimos años centro de numerosas protestas y reuniones de extremistas, como la campaña pro-talibán que lanzaron los extremistas a raíz de la invasión de Afganistán por parte de EEUU tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.
También estuvo en el ojo del huracán cuando, hace cuatro años, albergó una gran reunión de clérigos y ulemas que emitieron una "fatwa" (decreto islámico) contra las operaciones militares en Waziristán, en la frontera con Afganistán, que prohibía incluso los ritos funerarios para los soldados muertos en combates con militantes islámicos.
Y este mismo año han retado al Gobierno de Pervez Musharraf en más de una ocasión, como el pasado marzo, cuando las estudiantes de una madrasa, tras ser arengadas por los clérigos, secuestraron durante varios días a tres mujeres que gestionaban un burdel en Islamabad para acabar con su "actividad inmoral".
También ocuparon una biblioteca pública infantil durante casi un mes para protestar contra la demolición de una mezquita, y recientemente iniciaron una campaña de amenazas contra los comercios de venta de CDs en la que les daban un plazo para cerrar sus negocios por "contaminar a la sociedad".
Su último movimiento, con la creación de un tribunal propio, ha puesto en cuestión, según los analistas, las medidas que el régimen del general Musharraf asegura haber tomado para contener el fanatismo y extremismo en la sociedad paquistaní.
Los más críticos apuntan, incluso, a que el general, viendo su liderazgo debilitado, ha permitido la actuación de los radicales para mostrar ante la comunidad internacional que, ante el avance de los integristas, la mejor opción es apoyar la dictadura militar que él preside.
El sistema judicial paralelo anunciado por Aziz está integrado por una corte de diez "muftis" (intérpretes de la "sharia", la ley islámica) que se pronunciarán sobre las disputas siguiendo "los mandatos islámicos".
No es la primera vez que los radicales forman su propio tribunal ajeno a los oficiales, ya que este sistema existe en lugares como Malakand, en la zona tribal cercana a la frontera con Afganistán, donde fue establecido por el líder pro-talibán Mufti Muhammad.
Sí es, sin embargo, la primera vez que se establece en el corazón de la capital federal de Pakistán, en un claro desafío a la autoridad del general Musharraf, defensor del Islam moderado.
El clérigo Abdul Aziz, que ante miles de fieles anunció el establecimiento de este tribunal en la "Lal Masjid" (Mezquita Roja) de Islamabad, está directamente inspirado por el líder de la red Al Qaeda, Osama ben Laden.
El padre de Aziz, Mohammad Abdulá, era a su vez clérigo, gran defensor de los talibanes y seguidor de Bin Laden, con el que mantuvo frecuentes reuniones hasta que fue asesinado, en 1998, en la propia Mezquita Roja.
Los sermones de Abdulá eran populares entre los miembros del Ejército y la burocracia, y a menudo lanzaba mensajes en favor de la Yihad (guerra santa).
Su legado lo recogieron sus hijos, Abdul Aziz y Abdur Rashid Gazi, que en los últimos años han proseguido con sus llamamientos religiosos radicales a través de la Mezquita Roja y la "Jamia Fareedia", la mayor madrasa (escuela coránica) de Islamabad, también a su cargo.
La Mezquita Roja ha sido en los últimos años centro de numerosas protestas y reuniones de extremistas, como la campaña pro-talibán que lanzaron los extremistas a raíz de la invasión de Afganistán por parte de EEUU tras los ataques del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.
También estuvo en el ojo del huracán cuando, hace cuatro años, albergó una gran reunión de clérigos y ulemas que emitieron una "fatwa" (decreto islámico) contra las operaciones militares en Waziristán, en la frontera con Afganistán, que prohibía incluso los ritos funerarios para los soldados muertos en combates con militantes islámicos.
Y este mismo año han retado al Gobierno de Pervez Musharraf en más de una ocasión, como el pasado marzo, cuando las estudiantes de una madrasa, tras ser arengadas por los clérigos, secuestraron durante varios días a tres mujeres que gestionaban un burdel en Islamabad para acabar con su "actividad inmoral".
También ocuparon una biblioteca pública infantil durante casi un mes para protestar contra la demolición de una mezquita, y recientemente iniciaron una campaña de amenazas contra los comercios de venta de CDs en la que les daban un plazo para cerrar sus negocios por "contaminar a la sociedad".
Su último movimiento, con la creación de un tribunal propio, ha puesto en cuestión, según los analistas, las medidas que el régimen del general Musharraf asegura haber tomado para contener el fanatismo y extremismo en la sociedad paquistaní.
Los más críticos apuntan, incluso, a que el general, viendo su liderazgo debilitado, ha permitido la actuación de los radicales para mostrar ante la comunidad internacional que, ante el avance de los integristas, la mejor opción es apoyar la dictadura militar que él preside.