L D (EFE) Legiones de voluntarios de ambos partidos se esfuerzan por contactar al mayor número de votantes para ganarse su confianza en vísperas de los comicios. Un sondeo de la empresa Gallup indica que un 51 por ciento de los votantes se inclina por candidatos demócratas y el 44 por ciento por candidatos republicanos. En cambio, hace un mes esa diferencia era del 60 por ciento frente al 36 por ciento.
El Centro Pew también apunta a una bajada de la intención de voto de los demócratas hasta el 47 por ciento, comparado con el 50 por ciento que tenían hace dos semanas. Mientras, los republicanos han subido del 39 por ciento al 43 por ciento en el mismo período. Este tipo de encuestas no predicen, sin embargo, el resultado final de las elecciones legislativas, pues miden el voto nacional y no las opiniones a nivel local, donde se decidirá el dominio del Congreso para los próximos dos años.
Sin embargo, los republicanos han acogido los últimos datos con satisfacción, después de que las noticias en las postrimerías de la campaña les hayan beneficiado. La condena a muerte del ex presidente iraquí Sadam Husein este domingo, y la semana pasada se divulgó el mejor informe sobre el desempleo desde el 2001 y se produjo el último desliz del senador demócrata John Kerry, el contrincante de Bush en las elecciones de hace dos años. Kerry dijo que los estudiantes que no se esmeren en sus estudios pueden acabar en Irak, una declaración por la que tuvo que pedir disculpas a las tropas de EEUU y desaparecer de la campaña para no perjudicar a sus correligionarios.
Los demócratas tampoco se pueden quejar de la actualidad informativa, ya que en septiembre el congresista republicano Mark Foley dimitió tras conocerse que envió mensajes de contenido sexual a becarios del Congreso. Además, el domingo, el líder cristiano evangélico estadounidense Ted Haggard, reconoció su "inmoralidad sexual", tras haber sido acusado de mantener relaciones con un prostituto. Los republicanos temen que estos escándalos desanimen a la base religiosa conservadora de su partido.
Sin embargo, la importancia de estos acontecimientos parece haber sido relativa, pues la cuestión de fondo que preocupa a los estadounidenses, según las encuestas, es qué hacer en Irak, donde el conflicto ha durado ya más que el tiempo que EEUU luchó en la Segunda Guerra Mundial.
La estrategia demócrata ha consistido en acusar a los actuales legisladores republicanos de simplemente apoyar sin cuestionar la política de la Casa Blanca en Irak y asociarlos con el presidente George W. Bush, cuyo índice de popularidad es muy bajo. "Si uno se choca contra un muro, no se puede decir sigamos adelante a toda marcha", dijo hoy Bob Casey, candidato demócrata a uno de los dos escaños en el Senado por Pensilvania, en una entrevista en la cadena MSNBC . "Necesitamos un nuevo rumbo en Irak", añadió.
Los republicanos, por su parte, han recordado que un Congreso demócrata subirá los impuestos, mientras que a las críticas sobre Irak responden que los demócratas no tienen un plan para la "victoria". "Nuestros contrincantes no tienen un plan sobre la guerra contra el terrorismo y no tienen un plan para hacer que crezca la economía, mientras que los republicanos sí", subrayó este lunes el senador republicano John Thune, en una entrevista en Fox News .
El Centro Pew también apunta a una bajada de la intención de voto de los demócratas hasta el 47 por ciento, comparado con el 50 por ciento que tenían hace dos semanas. Mientras, los republicanos han subido del 39 por ciento al 43 por ciento en el mismo período. Este tipo de encuestas no predicen, sin embargo, el resultado final de las elecciones legislativas, pues miden el voto nacional y no las opiniones a nivel local, donde se decidirá el dominio del Congreso para los próximos dos años.
Sin embargo, los republicanos han acogido los últimos datos con satisfacción, después de que las noticias en las postrimerías de la campaña les hayan beneficiado. La condena a muerte del ex presidente iraquí Sadam Husein este domingo, y la semana pasada se divulgó el mejor informe sobre el desempleo desde el 2001 y se produjo el último desliz del senador demócrata John Kerry, el contrincante de Bush en las elecciones de hace dos años. Kerry dijo que los estudiantes que no se esmeren en sus estudios pueden acabar en Irak, una declaración por la que tuvo que pedir disculpas a las tropas de EEUU y desaparecer de la campaña para no perjudicar a sus correligionarios.
Los demócratas tampoco se pueden quejar de la actualidad informativa, ya que en septiembre el congresista republicano Mark Foley dimitió tras conocerse que envió mensajes de contenido sexual a becarios del Congreso. Además, el domingo, el líder cristiano evangélico estadounidense Ted Haggard, reconoció su "inmoralidad sexual", tras haber sido acusado de mantener relaciones con un prostituto. Los republicanos temen que estos escándalos desanimen a la base religiosa conservadora de su partido.
Sin embargo, la importancia de estos acontecimientos parece haber sido relativa, pues la cuestión de fondo que preocupa a los estadounidenses, según las encuestas, es qué hacer en Irak, donde el conflicto ha durado ya más que el tiempo que EEUU luchó en la Segunda Guerra Mundial.
La estrategia demócrata ha consistido en acusar a los actuales legisladores republicanos de simplemente apoyar sin cuestionar la política de la Casa Blanca en Irak y asociarlos con el presidente George W. Bush, cuyo índice de popularidad es muy bajo. "Si uno se choca contra un muro, no se puede decir sigamos adelante a toda marcha", dijo hoy Bob Casey, candidato demócrata a uno de los dos escaños en el Senado por Pensilvania, en una entrevista en la cadena MSNBC . "Necesitamos un nuevo rumbo en Irak", añadió.
Los republicanos, por su parte, han recordado que un Congreso demócrata subirá los impuestos, mientras que a las críticas sobre Irak responden que los demócratas no tienen un plan para la "victoria". "Nuestros contrincantes no tienen un plan sobre la guerra contra el terrorismo y no tienen un plan para hacer que crezca la economía, mientras que los republicanos sí", subrayó este lunes el senador republicano John Thune, en una entrevista en Fox News .