L D (Agencias) El candidato peronista a la Presidencia argentina Néstor Kirchner confía en aglutinar el voto de rechazo a Carlos Menem y obtener el apoyo del ex radical Ricardo López Murphy, de la izquierdista Elisa Carrió y del también peronista Adolfo Rodríguez Saá en la segunda vuelta de los comicios. Mientras, la Bolsa respondió a los resultados electorales con una caída del 4,79%. El principal escollo para Menem en la segunda ronda es el alto nivel de rechazo que genera su figura, ya que según encuestas previas a las elecciones del domingo cerca de un 60% de los argentinos manifestó que nunca le votaría. Además, los primeros sondeos de intención de voto para el 18 de mayo, que fueron realizados ayer a la salida de los colegios electorales en Buenos Aires y sus alrededores, marcan una diferencia en favor de Kirchner superior al 20%.
Con una participación del 80 por ciento, la tasa de abstención fue la gran sorpresa de la jornada electoral de este domingo en Argentina, donde el desencanto de los votantes daba a entender que la abstención sería muy alta. No fue así finalmente y los resultados abrieron la posibilidad a un hecho inédito en la historia del país, en el que por primera vez se acudirá a una segunda vuelta para elegir al jefe de Estado. Así, el sucesor de Eduardo Duhalde en la Presidencia argentina se definirá el próximo 18 de mayo en un pulso "mano a mano" entre el ex mandatario Carlos Menem y el gobernador de la provincia sureña de Santa Cruz, Néstor Kirchner, ambos del Partido Justicialista (PJ, peronista). Para ser consagrado presidente en la primera ronda, a partir de la reforma constitucional de 1994, un candidato debe obtener el 45 por ciento de los votos o al menos el 40 por ciento y una diferencia mayor al 10 por ciento sobre el segundo, lo que ninguno de los candidatos logró. Tras el recuento definitivo, Carlos Menem obtuvo el 24.34 por ciento de los votos, seguido de Néstor Kirchner, con el 21.99 por ciento. En tercer lugar se situó Ricardo López Murphy (16,35 por ciento), seguido de Elisa Carrió (14.15 por ciento), Adolfo Rodríguez Saá (14.12 por ciento) y en última posición quedó Leopoldo Moreau (2.34 por ciento).
Kirchner celebró su acceso a la segunda vuelta y destacó que en esa instancia estarán en juego dos modelos opuestos de país. "La segunda vuelta definirá si queremos volver a la Argentina del ajuste y la exclusión o si queremos un país de igualdad, producción y trabajo", aseguró el candidato peronista, que contó con el apoyo del Gobierno de Duhalde. El gobernador, de 53 años, convocó a un frente nacional, popular y progresista para la segunda vuelta y dio por descontado que el pueblo "acompañará el proyecto del progreso, la inclusión social, la producción y el trabajo" que dice liderar. Menem, por su parte, no pudo cumplir con su vaticinio de que arrasaría en la primera vuelta y debió conformarse con ganar las elecciones por escaso margen, asunto que minimizó cuando habló ante sus seguidores y decenas de periodistas. Menem, que fue presidente en el período 1989-1999, aprovechó para volver a jactarse de no haber perdido ninguna elección e incluso recordó que hace dieciséis meses se encontraba preso por un escandaloso caso de contrabando de armas y actualmente ha vuelto a ganar unas elecciones. "Cuando todos me decían que ya estaba concluido (políticamente), aquí está el epílogo: un triunfo en prácticamente todas las provincias", sostuvo el dirigente, quien no ahorró críticas hacia Duhalde, con quien se disputa el poder del PJ.
Pese al notable crecimiento en las encuestas en las últimas semanas, al candidato de centroderecha, Ricardo López Murphy, no le bastó para entrar en la segunda vuelta. El economista liberal, surgido de las filas de la centenaria Unión Cívica Radical (UCR) y que acudió a cada acto de campaña con un perro "bulldog", realizó sin embargo una sorprendente elección si se considera la juventud de su partido, el Movimiento Federal Recrear, que se formó en marzo de 2002. Al comentar los resultados, López Murphy celebró su tercer puesto, dijo que su fuerza se ha constituido en la alternativa al peronismo y dijo que ayudará a la gobernabilidad, pero no se integrará a la administración que surja de la segunda vuelta, puesto que ello supondría "traicionar las bases" de la coalición.
Una de las mayores decepciones en los comicios se la lleva el ex presidente Adolfo Rodríguez Saá, que lideró la tercera corriente antagónica que presentó el peronismo en estas elecciones, el Movimiento Nacional y Popular. Rodríguez Saá, que ocupó la Jefatura de Estado durante una semana a finales de 2001 tras la renuncia de Fernando de la Rúa en medio de un estallido social, era uno de los que confiaba plenamente en su triunfo con un discurso demagógico y populista muy vinculado al del peronismo de los años cuarenta. El ex gobernador de San Luis quedó quinto en los comicios, detrás de la candidata centro-izquierdista Elisa Carrió, quien con escasos recursos y un discurso anticorrupción cosechó muchos votos de los "desencantados de la política", según dijo. En la cara triste de la moneda también se ubicó la Unión Cívica Radical, otro de los partidos tradicionales del país, que sufrió su peor derrota en las urnas de la mano de su candidato Leopoldo Moreau, que apenas recibió el 2,4 por ciento de los votos. A la UCR pertenecen los ex presidentes Raúl Alfonsín y Fernando de la Rúa, quienes debieron entregar anticipadamente sus mandatos en medio de graves crisis sociales y económicas.
Con una participación del 80 por ciento, la tasa de abstención fue la gran sorpresa de la jornada electoral de este domingo en Argentina, donde el desencanto de los votantes daba a entender que la abstención sería muy alta. No fue así finalmente y los resultados abrieron la posibilidad a un hecho inédito en la historia del país, en el que por primera vez se acudirá a una segunda vuelta para elegir al jefe de Estado. Así, el sucesor de Eduardo Duhalde en la Presidencia argentina se definirá el próximo 18 de mayo en un pulso "mano a mano" entre el ex mandatario Carlos Menem y el gobernador de la provincia sureña de Santa Cruz, Néstor Kirchner, ambos del Partido Justicialista (PJ, peronista). Para ser consagrado presidente en la primera ronda, a partir de la reforma constitucional de 1994, un candidato debe obtener el 45 por ciento de los votos o al menos el 40 por ciento y una diferencia mayor al 10 por ciento sobre el segundo, lo que ninguno de los candidatos logró. Tras el recuento definitivo, Carlos Menem obtuvo el 24.34 por ciento de los votos, seguido de Néstor Kirchner, con el 21.99 por ciento. En tercer lugar se situó Ricardo López Murphy (16,35 por ciento), seguido de Elisa Carrió (14.15 por ciento), Adolfo Rodríguez Saá (14.12 por ciento) y en última posición quedó Leopoldo Moreau (2.34 por ciento).
Kirchner celebró su acceso a la segunda vuelta y destacó que en esa instancia estarán en juego dos modelos opuestos de país. "La segunda vuelta definirá si queremos volver a la Argentina del ajuste y la exclusión o si queremos un país de igualdad, producción y trabajo", aseguró el candidato peronista, que contó con el apoyo del Gobierno de Duhalde. El gobernador, de 53 años, convocó a un frente nacional, popular y progresista para la segunda vuelta y dio por descontado que el pueblo "acompañará el proyecto del progreso, la inclusión social, la producción y el trabajo" que dice liderar. Menem, por su parte, no pudo cumplir con su vaticinio de que arrasaría en la primera vuelta y debió conformarse con ganar las elecciones por escaso margen, asunto que minimizó cuando habló ante sus seguidores y decenas de periodistas. Menem, que fue presidente en el período 1989-1999, aprovechó para volver a jactarse de no haber perdido ninguna elección e incluso recordó que hace dieciséis meses se encontraba preso por un escandaloso caso de contrabando de armas y actualmente ha vuelto a ganar unas elecciones. "Cuando todos me decían que ya estaba concluido (políticamente), aquí está el epílogo: un triunfo en prácticamente todas las provincias", sostuvo el dirigente, quien no ahorró críticas hacia Duhalde, con quien se disputa el poder del PJ.
Pese al notable crecimiento en las encuestas en las últimas semanas, al candidato de centroderecha, Ricardo López Murphy, no le bastó para entrar en la segunda vuelta. El economista liberal, surgido de las filas de la centenaria Unión Cívica Radical (UCR) y que acudió a cada acto de campaña con un perro "bulldog", realizó sin embargo una sorprendente elección si se considera la juventud de su partido, el Movimiento Federal Recrear, que se formó en marzo de 2002. Al comentar los resultados, López Murphy celebró su tercer puesto, dijo que su fuerza se ha constituido en la alternativa al peronismo y dijo que ayudará a la gobernabilidad, pero no se integrará a la administración que surja de la segunda vuelta, puesto que ello supondría "traicionar las bases" de la coalición.
Una de las mayores decepciones en los comicios se la lleva el ex presidente Adolfo Rodríguez Saá, que lideró la tercera corriente antagónica que presentó el peronismo en estas elecciones, el Movimiento Nacional y Popular. Rodríguez Saá, que ocupó la Jefatura de Estado durante una semana a finales de 2001 tras la renuncia de Fernando de la Rúa en medio de un estallido social, era uno de los que confiaba plenamente en su triunfo con un discurso demagógico y populista muy vinculado al del peronismo de los años cuarenta. El ex gobernador de San Luis quedó quinto en los comicios, detrás de la candidata centro-izquierdista Elisa Carrió, quien con escasos recursos y un discurso anticorrupción cosechó muchos votos de los "desencantados de la política", según dijo. En la cara triste de la moneda también se ubicó la Unión Cívica Radical, otro de los partidos tradicionales del país, que sufrió su peor derrota en las urnas de la mano de su candidato Leopoldo Moreau, que apenas recibió el 2,4 por ciento de los votos. A la UCR pertenecen los ex presidentes Raúl Alfonsín y Fernando de la Rúa, quienes debieron entregar anticipadamente sus mandatos en medio de graves crisis sociales y económicas.