Silvio Berlusconi encara otra prueba judicial de fuego que puede acabar con su presidencia del Consejo, ya de por sí débil por la minoría que ostenta en el Congreso. Ahora, Il Cavaliere afronta una acusación por los delitos de prostitución de menores y abuso de poder, todo ello envuelto en unos escándalos sexuales que avergüenzan a Italia entera.
Los periódicos desmenuzan estos días los 389 folios en los que la Fiscalía de Milán resume las investigaciones sobre las famosas fiestas privadas de Berlusconi. Las escuchas desvelan conversaciones telefónicas entre las prostitutas y sus amigas en las que comentan algunos detalles escabrosos de éstas y cómo se peleaban para conseguir el favor del tercer hombre más rico de Italia, según la revista Forbes.
Una de las mujeres claves en las fiestas es Nicoletta Mineri, ahora consejera de la región de Lombardía y anteriormente una de las bailarinas de villa Arcore. Mineri es sospechosa de dirigir el harén del presidente y, según las escuchas, daba consejos a algunas de las invitadas sobre los gustos del jefe. "Te darás cuenta de que hay gente para la que supone la ocasión de su vida, por lo que verás cosas increíbles. Fíate de mí y concéntrate en el francés (sexo oral) porque a él le vuelve loco, le gusta, dile todo lo que haces, etcétera", revela El Mundo.
Las chicas que acuden a esas fiestas tienen que estar dispuestas a todo porque "si no, coges un taxi y te vas". Ese estar dispuesta a todo supone realizar un streaptease para Berlusconi vestida de enfermera o de policía delante de las otras chicas o, incluso, besarlas, además de dejarse toquetear por el presidente del Consejo de Italia, de 74 años de edad y con unas cuantas operaciones de cirugía estética encima.
En dichas fiestas estaba presente la marroquí Ruby Robacorazones, que contaba 16 años cuando participaba en dichas fiestas. Las escuchas telefónicas a la marroquí desvelan que Berlusconi tenía conocimiento de su minoría de edad y que pagó para silenciarla. "Me ha llamado diciéndome 'Ruby, te doy todo el dinero que quieras, te pago, te hago de oro, pero lo importante es que escondas todo. No digas nada a nadie". Acto seguido reconoce que Berlusconi compró su silencio por cinco millones de euros.
Otra de las prostitutas que acude a las fiestas asegura que lo que ocurre en la villa de Arcore, cerca de Milán, es inimaginable, pese a lo que cuentan los medios. "Los periódicos dicen mucho menos de la verdad incluso cuando le masacran. Me pregunto cómo consigue trabajar al día siguiente".
Un país avergonzado
Italia se encuentra en un estadio de shock ante las revelaciones de la Fiscalía de Milán. Las fiestas de Berlusconi eran famosas en todo el mundo, pero ahora que se han hecho públicas con pelos y señales el país entremezcla los sentimientos de asco y vergüenza hacia un hombre que se mantiene en el poder haciendo malabarismo y que ve en este proceso un complot entre la izquierda y los jueces.
La oposición no ha tardado en pedir la dimisión del premier, al que le pilló toda la filtración en Alemania, de visita oficial ante Angela Merkel. El presidente de la República, Giorgio Napolitano, habla de "turbación de un país". Incluso el escándalo ha llegado hasta la Iglesia, en la que la Conferencia Episcopal ha pedido "claridad".
Ahora, el Parlamento debe autorizar un registro al despacho del contable de Silvio Berlusconi, que podría acabar, otra vez, sentado en el banquillo de los acusados. A finales de año salió indemne de una doble moción de censura en el Congreso y en el Senado. ¿Saldrá también airoso de los escándalos sexuales?