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Los F-18 españoles también protegen a los cazas que atacan a Gadafi

Buj considera que es demasiado pronto para saber si se prorrogará la misión aérea.  

Los cuatro aviones de combate F-18 españoles que participan en la zona de exclusión aérea puesta en marcha sobre Libia, con aval de la ONU, además de impedir el vuelo de aeronaves no autorizadas, tienen la misión de "proporcionar seguridad" a otros aviones aliados encargados de ataques a tierra.

Así lo explicó este viernes en una comparecencia en el Estado Mayor de la Defensa el jefe del Mando de Operaciones, teniente general Jaime Domínguez Buj. Según indicó, "desde el principio" las patrullas aéreas de combate en las que participan los cazas españoles tienen estas dos misiones.

En concreto, la primera de ellas, de carácter "ofensivo" consiste en impedir que aviones hostiles incumplan la zona de exclusión, para lo que están autorizados a identificar las posibles aeronaves desconocidas y, si se confirma que no tienen permiso para volar, deben obligarlas a abandonar la zona de exclusión. Si se resisten o adoptan una actitud hostil, "pueden llegar a derribarla", ha explicado el general, que ha detallado que hasta el momento los aviones españoles no se han visto obligados a intervenir de esta manera.

En segundo lugar, tienen la misión "defensiva" de "proporcionar seguridad a otros aviones ante un posible ataque hostil". Al ser preguntado por si esta misión es novedosa, el general Domínguez Buj ha negado este extremo y ha explicado que se viene realizando "desde el principio", precisando que forma parte de las dos misiones que tiene una patrulla áerea de combate.

Los cazas españoles, misiles ‘aire-aire’

En concreto, indicó que los aviones españoles también defienden a los medios aéreos de la Alianza, ya que un avión que esté "configurado para ataque a suelo", es decir, con objetivos en tierra, "normalmente no lleva misiles para autodefensa, para que toda su capacidad de carga se pueda poner en ataque a suelo". De esta manera, si un avión hostil actúa contra ellos, los F-18 españoles, configurados con misiles de ataque aire-aire, actuarían en su defensa.

El general explicó que hasta este viernes, los cuatro F-18 han realizado un total de 19 misiones de patrulla y un total de 34 salidas, que suponen 133 horas de vuelo, que se han desarrollado en todos los casos sin "incidentes". Mientras tanto, el avión de reabastecimiento en vuelo B-707, que también participa en la zona de exclusión aérea, ha hecho 40 misiones en 59 horas de vuelo, proporcionando 200.000 litros de combustible, principalmente a los F-18 españoles, aunque también ha reabastecido a otros aviones de la Alianza.

Domínguez Buj explicó que los datos de inteligencia apuntan a que "cada vez la zona de exclusión aérea está más implantada", de manera que "cada vez son menos necesarios los aviones de ataque a tierra para devaluar la capacidad de respuesta de la artillería antiaérea libia", pero "cada vez son más necesarios" los aparatos que actúan en caso de que vuelo algún avión no autorizado.

En cualquier caso, recalcó que el establecimiento de una zona de exclusión aérea se basa en que "si hay una capacidad remanente, que sí existe, siempre existe, hay que mantener una patrulla aérea de combate para que no se vuele en el espacio prohibido". "Una cosa es que esté muy degradada la capacidad de la fuerza aérea libia y otra cosa es que no exista", dijo, para después recordar que en una 'no fly zone' hay dos fases: "primero hay que imponerla y luego, mantenerla".

Es pronto para valorar una prórroga

En relación a la posibilidad de que la participación española en esta misión, fijada en un mes por el Congreso, se prorrogue, indicó que todavía se está en plazo y "todavía es pronto para empezar a pensar si conviene o no utilizar la opción que tiene el Ministerio de Defensa de solicitar una ampliación".

Por otra parte, en relación con la misión de embargo naval de armas, explicó que los medios españoles continúan con sus tareas. Así, la fragata Méndez Núñez continúa al frente de las costas libias, encargándose de la interceptación e inspección, en caso de que sea necesaria, de buques sospechosos de llevar armas ilegales a Libia.

Según indicó, la fragata estableció contacto con cinco buques sospechosos, pero no fue necesario inspeccionarlos. Si no hubieran sido identificados positivamante, el equipo de Infantería de Marina que se encuentra a bordo hubiera pasado a su inspección. Además, también detectó e identificado tres embarcaciones tipo patera, en las que viajaban inmigrantes hacia la costa italiana, y que fueron puestas en conocimiento del servicio de guardacostas de este país.

El avión de vigilancia marítima C-235, por su parte, sigue con sus cometidos de identificación y seguimiento de buques sospechosos, de los que hasta el momento ha detectado tres, que finalmente resultaron no estar incumpliendo el embargo. Finalmente, el submarino Tramontana continúa con sus patrullas de forma encubierta dentro de su zona de responsabilidad para detectar e identificar y seguir buques sospechosos.

Preguntado por la posibilidad de que el embargo de armas, contra el que la OTAN lucha por mar, se esté incumpliendo desde el sur de Libia, por tierra, el general ha recordado que la resolución 1970 del Consejo de Seguridad de la ONU insta a los países limítrofes con Libia respeten el embargo en su propio territorio.

"Todo está interrelacionado, pero la responsabilidad de la OTAN es el embargo en alta mar y la responsabilidad de cada uno de los países es establecer el embargo que ordena Naciones Unidas", explicó.

Además, en relación con la posibilidad, no descartada por algunos de los países de la coalición, de armar a los rebeldes, ha recalcado que el embargo es "para todas las armas que vayan a Libia", como así "lo ha establecido la resolución de Naciones Unidas y así ayer mismo lo reiteró el secretario general de la OTAN", Anders Fogh Rasmussen.

Más coordinados bajo el mando OTAN

El general también se refirió a la asunción del mando de toda la operación por parte de la OTAN, que se completó ayer jueves y a la creación de la 'no fly zone plus', la nueva misión de protección directa a la población civil, con ataques a objetivos en tierra en el marco de la zona de exclusión aérea.

Según indicó, la transferencia de mando se hizo con "total normalidad" y está haciendo "aún más fácil" el desarrollo de las operaciones, dada la experiencia de trabajo común en el marco de la Alianza. Esta "nueva fase", dijo, permite una "mejor optimización y coordinación de las capacidades" que los aliados han puesto a disposición de la misión.

Además, aprovechó para elogiar el trabajo que están desarrollando los 500 militares españoles que participan en la operación, cuyo desempeño está siendo "ejemplar". Efectivos y medios, ha continuado, están "plenamente integrados en la estructura de la OTAN", que les permite trabajar "de una forma aún más coordinada y eficiente".

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