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Los argelinos decidirán este jueves si conceden una amnistía gradual a los terroristas islámicos

Más de dieciocho millones de argelinos está llamados a las urnas este jueves para participar en un referéndum sobre una propuesta presidencial, cuyo objetivo principal es perdonar a los miembros de las bandas terroristas islámicas.  Los electores tendrán que pronunciarse por un "sí" o un "no" sobre el documento denominado "Carta de la paz y la reconciliación" que el propio presidente Abdelaziz Buteflika ha elaborado para ofrecer una amnistía gradual a los terroristas y poner fin así a una crisis sangrienta que dura desde principios de 1992.

L D (EFE) Se trata de la segunda iniciativa que adopta el mandatario argelino desde que fue elegido en 1999, cuando expresó con convicción a sus compatriotas que su principal tarea sería aportar la paz al país. En septiembre de 1999, Buteflika convocó un primer referéndum sobre un proyecto que se denominaba "propuesta de concordia civil" y sus compatriotas lo adoptaron de forma masiva en las urnas, lo que constituyó el primer éxito público del presidente de Argelia.

La concordia civil tenía como objetivo permitir que los terroristas alzados en las montañas se rindieran para acogerse a una serie de medidas de reinserción social, entre las que figuraba incluso una ayuda financiera. Los terroristas a los que no se les imputaban asesinatos se beneficiaban de una gracia presidencial, y a los autores de crímenes se les prometió, que serían juzgados con clemencia, lo que se llevó a cabo.

Ese primer proyecto de perdón permitió que se rindieran unos 6.000 miembros de las bandas terroristas, entre los que figuraba la totalidad de los pertenecientes al llamado Ejército Islámico de Salvación (EIS), el brazo armado del proscrito Frente Islámico de Salvación (FIS). En esta ocasión, Buteflika quiere ir mucho más lejos y ampliar las medidas de amnistía, perdón y reinserción social, lo que no ha dejado de suscitar críticas y temores entre las familias que fueron duramente golpeadas por el terrorismo.

La Carta de la paz prevé la amnistía gradual para los terroristas, salvo aquellos comprometidos en matanzas de civiles, atentados particularmente sangrientos en lugares públicos y violaciones. También se promete a los cabecillas políticos o militares del integrismo argelino que se han exiliado para escapar a la detención, que podrán ahora volver libremente a su país y no serán objeto de procesamientos judiciales.

Incluso los terroristas que sean juzgados por haber participado en matanzas, tienen la seguridad de que los veredictos serán clementes, lo que supone en sustancia que la Carta es un "borrón y cuenta nueva" de una tragedia que provocó más de 150.000 muertes. Buteflika indica, sin embargo, que su proyecto no constituye una amnistía general, y añade que la Carta de la paz es la única alternativa que les queda a los argelinos para salir por fin de la crisis, apagar las ascuas de la discordia y terminar con la espiral de la violencia.

 
El presidente Buteflika dice que hay que "perdonar sin olvidar la tragedia"

En uno de sus múltiples mítines públicos en defensa del referéndum, el presidente argelino dijo con tono convencido que ya era hora de que sus compatriotas supieran "perdonar sin olvidar la tragedia". Los resultados del referéndum deben ser un sí masivo al proyecto presidencial, y así lo entienden quienes lo apoyan, y también quienes lo condenan, afirmando éstos últimos que se trata de una operación montada para ensalzar la obra de Buteflika.

Hasta uno de los primeros cabecillas nacionales del Grupo Islámico Armado (GIA), Abdelhak Layada, que fue condenado en 1995 a la pena capital y sigue encarcelado, aportó su apoyo al proyecto en una carta que envió a Buteflika y que sus abogados hicieron pública. El hecho de que terroristas como Layada sostengan el proyecto dio argumentos a sus críticos en el sentido de afirmar que lo que los primeros no consiguieron con la violencia, podrían obtenerlo a través de las urnas.

El Frente de las Fuerzas Socialistas (FFS) del histórico Hocin Ait-Ahmed, es el partido que brega con mayor fuerza en contra de la Carta, a la que califica de un verdadero peligro para el país. Este jueves, las urnas volverán a abrirse, pero todavía permanecerá la incógnita de saber si el millar o poco más de terroristas que siguen en activo en Argelia, van a deponer las armas o seguir cometiendo atentados.

Sus cabecillas hace tiempo que viven dentro de una lógica de rechazo sistemático a todo lo que pueda venir de un poder político que califican de "herético". El Grupo Salafista para la Predicación y el Combate (GSPC), que constituye la principal banda terrorista, no ha dejado de cometer atentados desde que se dio a conocer el texto de la Carta de la paz. Y en paralelo al referéndum, el Gobierno ha solicitado a las familias de los salafistas que les contacten para pedirles que se rindan, algo que todavía está por venir.

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