(Libertad Digital) El general Stanley McChristal, en el último resumen de noticias del Pentágono, reconoció que las tropas aliadas han protagonizado un avance muy importante al superar las barreras de Karbala (80 kilómetros al suroeste de Bagdad) y de Al Kut (170 kilómetros al sureste). A media mañana, ese avance se mostraba espectacular, al confirmarse que las tropas están apenas a diez kilómetros de Bagdad, según dijo el capitán Frank Thorpen en el mando central aliado en Qatar. De hecho, la misión de la avanzadilla del Séptimo de Caballería, que se acercó a Bagdad durante las últimas horas desde Karbala, sería tomar hoy mismo el aeropuerto de la capital. Los bombardeos constantes de los aviones y helicópteros de la coalición han conseguido destruir las divisiones “Al-Medina” y “Bagdad” de la Guardia Republicana, que apenas ofrecen una resistencia “esporádica”, según el general McChristal. La primera soportaba la defensa de una franja entre el sur de Bagdad y las ciudades de Karbala y Nayaf, mientras que la segunda se había desplazado hasta la ciudad de Al-Kut, superada ya por las tropas angloamericanas. “No son capaces de detener las maniobras de la coalición”, dijo McChristal, quien añadió que “ya no son fuerzas creíbles”. Sin embargo, la Guardia Republicana todavía tiene una fuerte defensa armada en Bagdad. La división “Hammurabi” y la “Nabucodonosor”, desplegadas en el arco norte de la capital, habrían aprovechado la noche para desplazarse hacia el sur e impedir el avance aliado. A estas dos podría unirse hoy la división “Al-Adnane”, que estaba desplegada en Tikrit, la ciudad natal de Sadam Husein, situada a unos 70 kilómetros al norte de Bagdad. Por eso los aliados van a intentar tomar con rapidez el aeropuerto, situado al suroeste de Bagdad. De este modo, la anticipación podría darles una primera victoria en el asedio de la capital y abrirían una brecha en sus defensas.
Las tropas aliadas ya están en Bagdad
Parece que los últimos bombardeos aliados habrían intentado ablandar algunas defensas, un objetivo logrado en muchas ocasiones, pero no en todos los casos. Así pues, si las tropas aliadas logran superar esta primera barrera defensiva, que podría convertir las carreteras del extrarradio de Bagdad en un auténtico pasillo de fuego cruzado para los soldados de la coalición, el siguiente paso sería el asedio de la capital. Y en ese escenario, los aliados saben que la batalla podría ser larga si no dejan que los bombarderos y los helicópteros vayan allanando el camino. En este sentido, el objetivo de los soldados de la coalición no sería mantener un asedio largo hasta lograr el desgaste de las fuerzas iraquíes, ya que la situación podría prolongarse durante varias semanas y los angloamericanos se verían abocados a tomar Bagdad calle por calle, corriendo el riesgo de enfrentarse a emboscadas y contragolpes de los iraquíes, organizados como una guerrilla en una ciudad que conocen bien. Además, sigue estando presente el temor a que las tropas aliadas sufran ataques con armamento químico o biológico, una vez cruzada la llamada “línea roja” de defensa en torno a Bagdad. De este modo, la toma del aeropuerto de la capital iraquí, que se anticipa como el objetivo prioritario para la avanzadilla aliada, se convierte en una clave fundamental para la victoria final de la coalición, ya que permitiría abrir una primera brecha en la defensa de Bagdad y recibir soldados de refresco, material bélico y, posteriormente, ayuda humanitaria urgente para asistir a la población una vez concluya la toma de la ciudad.