Las fuerzas leales a Taylor y los rebeldes se encuentran en un acto de "reconciliación nacional"
Miembros de los rebeldes y de las tropas leales al Gobierno, a la espera de que el presidente de Liberia, Charles Taylor, dimita y salga del país camino del exilio a Nigeria, silenciaron sus armas y se dieron la mano en un acto de reconciliación nacional, según ha informado la radio sierraleonesa.
L D (EFE) El clima de tensión vivido en los últimos días en Monrovia, capital de Liberia, disminuyó considerablemente este martes, cuando milicianos del grupo rebelde Liberianos Unidos para la Reconciliación y la Democracia (LURD) cruzaron las líneas del frente en algunos de los puentes de la ciudad para saludar con un apretón de manos a las fuerzas leales a Taylor, según la misma fuente. Los rebeldes explicaron a sus adversarios que la guerra no es contra ellos, sino contra su líder, al que exigen que abandone el país y el poder inmediatamente.
Las fuerzas gubernamentales y las milicias rebeldes no son ejércitos profesionales y están constituidos en gran medida por adolescentes a los que se les facilita armamento para combatir. Conocidos como los "niños de la guerra", en muchas ocasiones, la ignorancia y los rifles de asalto en sus manos, mezclados con la ingestión de drogas como la marihuana y el alcohol, propician que bajo las órdenes de adultos sean capaces de perpetrar todo tipo de atrocidades.
El lunes pasado, una avanzadilla de soldados nigerianos de la fuerza de paz panafricana llegó finalmente al aeropuerto Roberts, a 50 kilómetros al este de Monrovia, pero por el momento permanecen estacionados en la base aérea a la espera de más efectivos para empezar el despliegue. La Comunidad Económica de los Estados de África del Oeste (CEDEAO) decidió el pasado viernes, en una reunión de urgencia en Accra, capital de Ghana, el envío de tropas bajo su mandato tras intensas semanas de enfrentamientos en Monrovia.
Se espera que en los próximos días y hasta el 15 de agosto se complete la llegada de los primeros 1.500 efectivos nigerianos, país que contribuye con casi la mitad de un total de 3.250 militares que la CEDEAO tiene previsto mandar a la zona. Esta segunda fase probablemente coincidirá con una distribución masiva de ayuda humanitaria por parte de las agencias internacionales, para asistir a los más de dos centenares de miles de monrovianos que han sido desplazados de sus hogares en busca de refugio para huir del fuego cruzado.
El envío de las tropas nigerianas está contando con el apoyo logístico de Estados Unidos, que pronto mandará un equipo reducido de expertos militares como soporte operativo. El resto del contingente, constituido por soldados de Senegal, Ghana, Togo, Benín y Malí, está previsto que llegue a finales de este mes, cuando se iniciará el despliegue de la fuerza internacional de estabilización en las zonas más conflictivas del país. Las tropas de la CEDEAO serán reemplazadas el 1 de octubre, fecha límite, por un contingente de la ONU, en el que podría figurar Sudáfrica como uno de los principales participantes.
Taylor anunció el pasado sábado que dimitirá el próximo lunes y transferirá el poder a su vicepresidente, aunque su futuro exilio a Nigeria, país que medió especialmente en el conflicto, todavía es bastante incierto. Fuentes cercanas a la Presidencia liberiana aseguraron recientemente que el jefe de Estado "no viajará a Nigeria" hasta que el Tribunal Especial de Sierra Leona (TES), respaldado por la ONU, no retire los cargos que pesan sobre él, por crímenes de guerra y contra la humanidad.
El TES acusó a Taylor el pasado junio por su presunta implicación en la financiación y soporte militar a los rebeldes sierraleoneses durante la década de guerra civil en ese país, a cambio de tener acceso a los diamantes extraídos en los yacimiento en poder de éstos. Los rebeldes sierraleoneses se caracterizaron por cometer todo tipo de atrocidades durante el conflicto, amputando piernas y brazos, labios y orejas a miles de civiles acusados de "simpatizar" con el Gobierno, además del secuestro y violación de mujeres y menores.
Taylor, reconocido como "señor de la guerra", asumió el poder de Liberia tras triunfar en las elecciones de 1997, celebradas después de una sangrienta guerra civil iniciada siete años antes por su Frente Patriótico Nacional de Liberación (FPNL). En la contienda, murieron más de 200.000 personas, centenares de miles huyeron a los estados vecinos y el país, entonces uno de los más prósperos de Africa Occidental, quedó arruinado.
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