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Las fuerzas británicas en el Ulster colaboraron en la guerra sucia contra católicos en los 80

La Policía norirlandesa y el Ejército británico conspiraron con los paramilitares protestantes para matar a católicos en la década de los ochenta en Irlanda del Norte, según una investigación interna que se dio a conocer este jueves. La familia del abogado católico asesinado que centra el informe lo califica de "parcial".

LD (Agencias) Mientras el silencio del IRA mantiene paralizado el proceso de paz en el Ulster, la conspiración denunciada entre fuerzas del orden y paramilitares protestantes para matar a católicos promete sacudir aún más las estructuras políticas de la conflictiva provincia. El jefe de la Policía Metropolitana de Londres, sir John Stevens, presentó este jueves en Belfast un polémico informe que confirma por primera vez un alto grado de colaboración entre la Policía norirlandesa y el Ejército británico y paramilitares protestantes durante la década de los ochenta, que "provocó la muerte de personas inocentes". Concretamente, el oficial consideró probado que hubo conspiración para matar, en 1989, al abogado católico Pat Finucane, asesinado en su casa, delante de su familia, por un pistolero de la "Asociación de Defensa del Ulster" (UDA), la banda armada protestante más numerosa de la provincia.

La prensa británica adelanta el contenido del documento, que cae como un chorro de agua fría sobre el Gobierno del Reino Unido y los líderes unionistas del Ulster en un momento en que se intenta reactivar el estancado proceso de paz en la provincia. La conmoción es aún mayor si se tiene en cuenta que ambas partes acusan al partido Sinn Fein -brazo político del Ejército Republicano Irlandés (IRA)- de entorpecer el proceso y de falta de compromiso con la paz. El informe, que también implica a los servicios de inteligencia del Estado, hará aumentar la presión internacional para que, al fin, se lleve a cabo una investigación judicial sobre el caso Funicane. Según la prensa, el fiscal Alasdair Fraser está ya examinando las acusaciones contra unos veinte oficiales de la Policía y el Ejército británico que, de acuerdo con Stevens, estuvieron involucrados en la trama.

Sin embargo, la familia de Funicane, que desde el principio pidió una pesquisa judicial, considera que el nuevo informe es parcial. "Representa un conjunto de compromisos no respetados y promesas rotas. Lleva el sello del trabajo de Stevens en Irlanda del Norte: secretismo y represión", declaró el hijo del asesinado, Michael Funicane, también abogado. En su opinión, este informe del comisario -el tercero- es "papel mojado" porque, pese a sus denuncias, asume que "nada fue mal", sino que las fuerzas del orden actuaron como se esperaba de ellas en esa época de máxima violencia sectaria.

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