LD (EFE) Las últimas víctimas de los disturbios fueron tres mujeres que murieron la noche del domingo en Estambul arrolladas por un autobús urbano que había perdido el control al ser atacado por jóvenes con cócteles molotov.
Los jóvenes manifestantes protestaban contra la muerte de catorce rebeldes del separatista Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en enfrentamientos con el Ejército turco hace ya diez días. Una de las víctimas, de 62 años, murió en el acto, y otras dos, de 19 y 23, fallecieron poco después en el hospital. Además, hay otra mujer gravemente herida por las quemaduras.
Los incidentes habían comenzado la mañana del domingo, cuando pequeños grupos de jóvenes kurdos residentes en Estambul se manifestaron en varios lugares de la ciudad y se enfrentaron con la policía. En el barrio de Dolapdere, la población local salió a la calle espontáneamente para enfrentarse a los manifestantes kurdos, a los que atacaron con cuchillos, palos e incluso hachas.
Esta oleada de violencia, que se ha cobrado la vida de doce personas, amenaza con posibles choques entre ciudadanos turcos y kurdos en el país. "Estamos bajo la influencia de una ola racista. Esto es muy peligroso y la violencia engendrará más violencia", advirtió la semana pasada, el vicedirector del pro kurdo Partido de la Sociedad Democrática (PSD), Ahmet Turk. Mientras Turk dirigía este mensaje, algunos miembros del PSD en el sureste de Turquía pidieron a los ciudadanos kurdos que tomaran las calles y cerraran sus tiendas. Además, algunos grupos relacionados con el PKK hicieron un llamamiento para convertir Turquía en un "infierno".
El PKK, que se levantó en armas en 1984 por la autodeterminación del Kurdistán, declaró un alto el fuego unilateral en 1999, tras la detención de Abdulah Ocalan, pero retomó la lucha armada el pasado año, al parecer tras haberse reorganizado y rearmado en el vecino Kurdistán iraquí Tras el regreso de los rebeldes del PKK del norte de Irak a Turquía, la lucha se intensificó el año pasado, y sólo durante la semana pasada 21 separatistas de este grupo murieron en dos operaciones realizadas en zonas rurales en las provincias surorientales del país.
El pasado 29 de marzo la violencia se reavivó en Diyarbakir, la mayor ciudad del sureste turco, tras enfrentamientos entre la policía y los asistentes a los funerales de cuatro guerrilleros del ilegalizado PKK, que fallecieron el pasado día 25 junto a diez compañeros suyos en combates con la Policía. En lo últimos diez días, sólo en esta ciudad, nueve personas murieron en las protestas, otras 565 personas fueron detenidas, y 320 tiendas y oficinas fueron destruidas.
Los jóvenes manifestantes protestaban contra la muerte de catorce rebeldes del separatista Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) en enfrentamientos con el Ejército turco hace ya diez días. Una de las víctimas, de 62 años, murió en el acto, y otras dos, de 19 y 23, fallecieron poco después en el hospital. Además, hay otra mujer gravemente herida por las quemaduras.
Los incidentes habían comenzado la mañana del domingo, cuando pequeños grupos de jóvenes kurdos residentes en Estambul se manifestaron en varios lugares de la ciudad y se enfrentaron con la policía. En el barrio de Dolapdere, la población local salió a la calle espontáneamente para enfrentarse a los manifestantes kurdos, a los que atacaron con cuchillos, palos e incluso hachas.
Esta oleada de violencia, que se ha cobrado la vida de doce personas, amenaza con posibles choques entre ciudadanos turcos y kurdos en el país. "Estamos bajo la influencia de una ola racista. Esto es muy peligroso y la violencia engendrará más violencia", advirtió la semana pasada, el vicedirector del pro kurdo Partido de la Sociedad Democrática (PSD), Ahmet Turk. Mientras Turk dirigía este mensaje, algunos miembros del PSD en el sureste de Turquía pidieron a los ciudadanos kurdos que tomaran las calles y cerraran sus tiendas. Además, algunos grupos relacionados con el PKK hicieron un llamamiento para convertir Turquía en un "infierno".
El PKK, que se levantó en armas en 1984 por la autodeterminación del Kurdistán, declaró un alto el fuego unilateral en 1999, tras la detención de Abdulah Ocalan, pero retomó la lucha armada el pasado año, al parecer tras haberse reorganizado y rearmado en el vecino Kurdistán iraquí Tras el regreso de los rebeldes del PKK del norte de Irak a Turquía, la lucha se intensificó el año pasado, y sólo durante la semana pasada 21 separatistas de este grupo murieron en dos operaciones realizadas en zonas rurales en las provincias surorientales del país.
El pasado 29 de marzo la violencia se reavivó en Diyarbakir, la mayor ciudad del sureste turco, tras enfrentamientos entre la policía y los asistentes a los funerales de cuatro guerrilleros del ilegalizado PKK, que fallecieron el pasado día 25 junto a diez compañeros suyos en combates con la Policía. En lo últimos diez días, sólo en esta ciudad, nueve personas murieron en las protestas, otras 565 personas fueron detenidas, y 320 tiendas y oficinas fueron destruidas.